POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 55/2006
“Poesía es la unión de dos palabras
que uno nunca supuso que pudieran
juntarse, y que forman algo así
como un misterio...”
Federico García Lorca
Poeta invitada: MARÍA DEL CARMEN FERRARIO(*)
GUIJARROS
Queda en tu orilla
el tatuaje de los años...
La sequía de este otoño
como un jacarandá
aleteando en el ocaso.
CATEDRAL DE PALABRAS
Una catedral de palabras
te va edificando
en la urdimbre de tu telaraña sonora,
después,
siempre,
en cada página vacía,
la infinita sensación
de sentirse más
uno misma.
POEMA
A veces,
en noches como ésta,
cuando se huele el pasto fresco
y el viento trae el humo
de carbón encendido,
te extraño.
Y buscándote en las páginas
de un libro
te esfumas, como la palabra,
arrojando lanzas al atardecer.
TRES POEMAS CON OTROS
I
“Hago el amor
el amor en las plazas y en las calles
en todos los rincones de la tierra”
Rodolfo Alonso
En la noche de las fresias
en el cielo de tu rostro
mientras tus manos me recorren
vertical
como peces navegando en mi sangre,
como viento murmurando
en mis oídos...
Hago el amor en la espalda
de la luna
en el grito callado de
una plegaria
en la sorda ausencia
de la muerte.
II
“Esta es mi hambre mi sed
estas es mi casa”
Rodolfo Alonso
El rincón de la poesía,
la sábana de la expresión,
el aturdido metal de los pajaros:
sobre la mesa resplandece
el pan de la palabra.
III
“...hay un abismo al borde del silencio
en la alto de la voz”
Rodolfo Alonso
Una estela de humo se disipa
y el cielo se abre como un útero
devorando esta antigua soledad de barro,
de líquines
de nombres que no figuran en mi agenda.
¿Cómo escalar en tu garganta
y quedarme vacía de mi sangre?
SOLO ESTE PEREGRINAR, EN EL SILENCIO
Silente, intento desplegar el manto
sin agravio ni humillación,
sin grietas rebosantes de tristeza,
ni voces que quiebren la luz.
Cubrir el sendero con una alfombra límpida
como la voz tuya,
serena como la hierba de los montes
donde el espíritu se dilata y se ilumina...
Y la plegaria crezca hasta alcanzar
el último oleaje
hasta quemar
la espesa niebla del dolor.
Que no me asfixien los gritos
de la noche; que se aduerman
las llagas de los hombres
y den paso a la brisa del mar
y a la luna y la arena.
Así, en ese territorio,
desplazarme
hasta llegar a tu copa,
a la cruda calidez de la madera.
Llevar sobre mis hombros
todos los pájaros,
las espinas, la sal, la edad
de la pobreza y el asombro....
Llegar como pequeña espiga,
como inicial grito de parto.
Llegar...calladamente.
(*) María del Carmen Ferrario: Nació en la ciudad de Capitán Bermúdez (provincia de Santa Fe, Argentina) en 1947. Editó dos libros de poemas “De resurrecciones” (Ediciones del árbol/ Escuela de Lengua y Literatura de San Nicolás de los Arroyos, 1984) y “Poemas de piano y mar” (Yaguarón Ediciones, 2002). Integró distintos talleres literarios, participó de diferentes ciclos culturales y recitales poéticos, fue seleccionada para integrar diversas antologías poéticas. Obtuvo también numerosos premios por su labor literaria. Desde hace muchos años, reside en la ciudad de San Nicolás.
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