POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 185/2009
“Si hubiera más políticos que supieran de poesía,
y más poetas que entendieran de política,
el mundo sería un lugar un poco mejor
para vivir en él..”
John Fitzgerald Kennedy
Poeta invitado: ÁNGEL RAFAEL NUNGARAY (*)
ESCALAR EL VÉRTIGO
3
Crece la hoguera de las serpientes
en los delirios de los enfermos
y las dolencias son reducidas a sueños
que marginan la premura terrible de la ciudad
y se precipitan sobre pasillos lejanos
Han de quedarse quietos los instantes de la lucidez
como el sonido del sol en el vértigo de la tierra
porque prefiguran espejismos en la volición de los desamparados
Como antiguas campanas cuyo crepitar herrumbroso
no se olvida
cuyo significado atesora la humedad de las ruinas
y el efecto de la ceniza sobre la memoria
Se acerca el sueño para cubrir
los agitados sentidos de la desolación
Los pacientes se han alejado
y el horizonte con su permanencia
borra la blancura instantánea de sus pasos
La luz se limita al hilo de plata
que sostiene a un silencio plúmbeo.
4
La soledad es una terraza
donde crecen los vestigios invisibles de lunas futuras
y los derrocamientos de ángeles dispersos en las ruinas
de la ausencia
Sabrán los enfermos que en los síntomas inmóviles
la soledad hunde sus cuchillos oscuros?
Sabrán de las barricadas que ella construye
con el acero terrible de la indiferencia?
Estar enfermo es encontrar el centro inicial del abandono
Estar enfermo es defender la soledad
5
Cesa dios en el organismo
La blancura de esa ausencia
es paz en las raíces
fructificación de los esquemas
del abandono
Cesa el organismo
como un cauce saturado
como la lejanía en las entrañas
de estrellas próximas
Cesa lo corpóreo de la palabra
en el flujo imperceptible de Dios
Cesa el cauce cesa dios
como la maduración en la fertilidad
de los desiertos
Cunden las raíces en la transparencia
hasta donde la cima del fruto no alcanza
6
Canto del límite
del inerte signo
El signo vaciando los cantos
de la cristalina presencia
en los cercanos lindes
Alba limitada
en la penumbra de un dios
que escala el seno apacible
de la caída
Alba del canto
Dios y sus lindes
En el remanso infranqueable
está el cristal de la presencia
7
Duermo donde el día se aleja
en la materia viva que sustenta la claridad
Libre desde las raíces como el signo del abismo
Soy el vértigo del agua
Hay rasgos que no perdonan
Sitios que la sangre calcina
Y un albergue donde madura el abandono
Soporto el resplandor como un síntoma de la enfermedad
He caído con el peso del perdón en el centro del aire
me sobra el refugio es vasto el origen
Una rivera circunda los espejismos
Es transparente la noche
El cuerpo del despertar se aleja
8
He visto las hogueras blancas
son criaturas que surgen del agua áurea
Escalo el vértigo de la certidumbre
en los pasos del paisaje
he rebasado al día el cuerpo es limitado
El ser se mueve con la rapidez de la calcinación
Desperté en los altares a las ruinas furtivas del presente
Los espejismos de la velocidad circundad la luz
No tengo otra certeza
que la edificada por lo divino en el eje de la memoria
Reservo la virtud del precipicio en el espíritu
9
Arden los cristales de la salud
en el horno de la misericordia
La enfermedad es una defensa del cuerpo
el abismo de la gracia
Cesa el dolor en la sed
como un sentido primordial de la carne
Los dolientes caminan en círculos
hasta desaparecer
y regresan como sombras blancas
que ha lavado el fulgor de la Presencia
Es el instante en que Dios
es la carne del doliente
10
Nazco en el incendio
El ser fructifica sus esquemas
el espíritu habita en el germen de la llama
Nacer (se) fuego
El fulgor es el sentido interno de Dios
la opacidad el sentido externo
Dios adolece de Dios
en su cercanía con el hombre
Dios se ciega de Dios
se ciega del hombre
se ciega del cristal que emana
Su ausencia se desplaza como el ave de la pavesa
en el fuego de la materia
el ser permanece alrededor de esa refulgencia
Cuando Dios madura en el hombre
éste cae en el incendio
En la lejanía el hombre se reconoce fuego
en su proximidad con la unidad
Del libro Escalar el vértigo (Inédito)
(*) Ángel Rafael Nungaray: nació en Yahualica (Jalisco, México) 1968. Es autor de los poemarios: “Estaciones de la noche” (Secretaría de Cultura de Jalisco, 2002), “En el vacío de la luz” (Editorial Tierra Adentro, 2002), “Morada ulterior” (Secretaría de Cultura de Jalisco/ Literalia,2004) y “Plexilio” (Editorial La Zonámbula, 2008). Está incluido en Poesía viva de Jalisco (2004), Muestrario de letras en Jalisco (2005), Los mejores poemas mexicanos (2006), Animales distintos - Muestrario de poetas mexicanos, españoles y argentinos nacidos en los sesenta (2008) y El mapa poético de México (2008). Fue becario del Conaculta en el Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico del Estado de Jalisco en el 2008. Su página en Internet: www.freewebs.com/angelrafaelnungaray.
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