POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 226/2010
“El poeta prolonga la existencia de la lengua,
es una suprema operación lingüística
fuera del lenguaje…”
Joseph Brodsky
Poeta invitado: EDUARDO D’ANNA (*)
EL SABIO
Estaciono en una ciudad
desconocida. Dejo el auto
preocupado. Como si no
supiera que a él, estar solo
por un ratito, no le molesta.
Quedarse descansando así,
sin buscar pruebas
de la existencia del mundo.
Un auto grande ya,
con algunos problemas físicos;
pero que sabe lo que vale
dejarse estar, tranquilo,
en una calle
de la que no se sabe ni el nombre.
PALMERA
¿Qué será de la palmera
que se veía desde
la ventana de la cocina,
antes de que hicieran
el edificio?
¿Estará
bien? ¿Y pensará,
a su vez, en nosotros,
en lo que ha sido
de nosotros?
EL DORMITORIO
Aquí siento los ruidos, es decir,
aquí siento el silencio:
Siento el enarbolarse del aire
para ser viento, cómo aparta
las hojas, cómo le contestan,
cómo me invade, cómo nos invade,
y cómo prepotente nos obliga
a respirar. Aunque querramos
morir. Aunque querramos
irnos con los fantasmas de la noche
que ni siquiera saben respirar
ni lo precisan.
LOS NIETOS
No, ellos tampoco existen.
Los objetos esperan
para ser rotos, usados, para ser
algo por vez primera para alguien,
pero aún deberán
esperar por un tiempo,
por su tiempo.
Cuando
empiecen las imaginarias
repeticiones: las caídas
en el mismo lugar
que los hijos, los sustos
a causa de las mismas
travesuras.
La leyenda,
la cultura privada
en que se afirma toda vida
aquí, hasta las épicas.
Vísperas al pasar
por esas piezas todavía grandes.
ROPA
Como el arpa de Bécquer, las ropas
yacen tiradas en sillas, en la cama
o en ridículos percheros improvisados
en picaportes o respaldares.
Malévolas causantes de disturbios
conyugales, miran, impávidas
vacas bidimensionales, las peleas
a causa de ellas por su ilegal
situación, sólo aparentemente provisoria.
Su secreta ambición de niñas edípicas
es meterse en el lecho matrimonial
a ejercer un menage à trois por la fuerza
de los hechos, por el descuido o la inercia.
Entonces suspiramos y las guardamos
-las encerramos, bah, seamos sinceros-
porque no es así como deben
jugarse las escenas del amor.
REGRESO DE VACACIONES
En unos pocos días, nada más,
todo se ha derrumbado:
cucarachas muertas a causa
de previsores insecticidas,
plantas exangües. Olor
a cadáveres lapidarios.
Los héroes de novela
protestan su abandono
desde los anaqueles.
El gato Juan, reintegrado,
pasa en una neblina
de desprecio.
LA VECINA
Luisa sale al balcón
enfrente de mi casa.
Tiene 81 años, y mira
algo en el árbol
que le queda debajo;
tal vez una torcaza,
o unas hojas, o un plástico
enredado en las ramas:
eso no lo sé, pero
si veo -claramente-
que con la lengua, por
debajo de los labios
se remueve los restos
del desayuno
que en la dentadura
postiza, molestan.
BAÑO
Aquí nacen las reflexiones más profundas,
y se revela el ser: uno, sentado,
ve transcurrir el orbe hacia
su caducidad sin apelaciones:
él brilla, cósmico, reflejado
en los viejos azulejos, que se vuelven
translúcidos en el portento
de igualársele. Pero, ¡cómo, nunca!,
al universo no se le pasa
un trapo, eso está claro. Así,
el lugar es también de lo falso,
lo alucinado, lo que pierde
al hombre tras la gloria y el poder;
pero, no obstante, el baño
es humilde y recibe los dones
que le querramos dar.
(*) Eduardo D’Anna: nació en Rosario (Santa Fe, Argentina) en 1948. Abogado, poeta, ensayista, traductor, narrador y dramaturgo. Dirigió una revista literaria («Parábolas») entre 1965 y 1966 y en 1967 publicó su primer libro de poemas: "Muy muy que digamos" (Ensayo Cultural, Bs. As.). En 1968, junto a Elvio y Francisco Gandolfo y Sammy Wolpin, comenzaron a publicar la famosa revista «El lagrimal trifurca», que duraría hasta 1976 y que agruparía también a Hugo Diz y Sergio Kern. Con el sello de esta revista, fueron apareciendo sus poemarios "Aventuras con usted" (1975), "Carne de la flaca" (1978) y "A la intemperie" (1982), mientras practicaba la abogacía tras recibirse en 1971. Desde 1972 hasta 1980 fue docente teatral en una experiencia inédita para los colegios secundarios de la época, en la escuela Superior de Comercio. En 1985, la Municipalidad de Rosario publicó "Calendas Argentinas", descubriendo luego que su carta orgánica no le permitía comercializar la edición, la que se repartió en bibliotecas e instituciones culturales del país. «El lagrimal» volvió a editarle en 1986, tras estrenarse en 1984 su pieza teatral "Morante, un espejo para la Revolución".En 1992, se publicó "La máquina del tiempo" (Libros del Hibiscus, Rosario). "La Montañita" (Libros del Empedrado, 1994) recoge poemas escritos entre 1985 y 1991. Integró también "Los mejores poemas de la poesía argentina" de J. C. Martini Real (Corregidor, Bs. As., 1974), "Antología de la poesía argentina" de R. G. Aguirre (Fausto, Bs. As., 1979), "El amor en la poesía argentina" de E. Romano (Andrómeda, Bs. As., 1976), y otras. Poemas suyos han sido traducidos al alemán y al griego (moderno).Es asimismo traductor, habiéndose dedicado a la obra de W. B. Yeats y Manuel Bandeira. Como crítico, se ha especializado en la literatura de su ciudad, preparando la hasta ahora única historia literaria de la misma ("La literatura de Rosario", Fundación Ross, Rosario, 3 tomos, 1990-91). Fue colaborador de la revista «Poesía de Rosario» y columnista del suplemento literario del diario «La Capital». En 1999, publicó "Obra siguiente" (Libros del Hibiscus). En el año 2001 se editó la novela "La jueza muerta" (Ediciones de la Flor), con una crítica muy elogiosa del escritor y humorista rosarino Roberto Fontanarrosa. Es profesor de Derecho. En 2010, editó su poemario “2491” (al cual pertenecen esta selección de poemas) por ediciones Recovecos y asumió la dirección de la Revista “Facundo”.
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