viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 153 - Antonio Porpetta

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 153/2008




“Damos vueltas y vueltas en el vientre animal,

en el vientre mineral, en el vientre temporal.

Encontrar la salida: el poema.”

Octavio Paz



Poeta invitado: ANTONIO PORPETTA (*)









UN DIA





Un día. Sólo un día. Casi nada.

Un montón ordenado de minutos,

un simple recorrido

por la redonda senda

estelada de números y dudas.

Una pizca en el torrente

voraz del universo.

Una huella en la niebla,

un humo que se marcha,

un vuelo ya olvidado

de aquel insecto mínimo

cuyo nombre jamás preguntaremos.



Y sin embargo, siempre, nuestra vida,

acaba siendo un día, sólo un día,

un día irrepetible ocupando su centro

y una serie de años sin sentido

sirviendo de ropaje a su memoria.

Es aquel claro día

en el que amanecemos al asombro,

porque todo es verdad a nuestro paso,

y sin ira miramos el espejo,

y por primera vez nos descubrimos

como queremos ser:

indemnes,

plenos,

limpios,

libres,

nuestros.





TU MAÑANA





Ahí tienes tu mañana,

esa turbia mañana que agoniza

entre el llanto de amor del unicornio

y la lluvia senil de la arboleda.

Ha nacido vencida,

prisionera de oscuros laberintos,

toda vuelo sin cauce, toda olvido,

a su extensa grisura encadenada.

Nunca viose mañana tan nocturna,

tan henchida de inútiles augurios,

de imaginarias aves,

de insectos que enloquecen

bajo un cielo pretérito y callado.

Mañana meretriz, torpe mañana

en la ebriedad de un sol encanecido,

mañana pordiosera, vagabunda,

vieja diosa humillada y aburrida,

ungida de tristeza…

Pero mañana tuya,

tan hondamente tuya,

que si tú lo deseas

arderá esplendorosa en tu palabra

acunada de luz.





LOS ÁNGELES DEL MAR





Los ángeles del mar, cuando llega la noche,

arrastran suavemente a los ahogados

hasta playas amigas,

y allí limpian sus cuerpos de algas y medusas

y peinan sus cabellos con esmero

para que no parezcan tan difuntos

y sus madres, al verlos,

no piensen en la muerte.

A veces depositan sobre sus pobres párpados

dos sestercios de plata recogidos

de algún pecio profundo

para borrar el miedo de sus ojos

y que el asombro vuelva a sus pupilas,

o ponen en sus manos caracolas y pétalos

como si fueran niños que dormidos

quedaron en sus juegos.

Finalmente, con leves movimientos,

abanican sus rostros muy despacio

y ahuyentan de sus labios las últimas palabras

dejándoles tan sólo los nombres de mujer…

Casi siempre suplican a los altos querubes

que trasladen sus almas con cuidado,

porque el mar dejó en ellas

salobres arañazos,

golpes de barlovento, heridas abisales,

y en el más largo instante

vieron como sus vidas se alejaban, se hundían,

en el temblor callado de las aguas,

y con sus vidas iba su memoria,

y en su memoria todo cuanto amaron

o pudieron amar,

y su dolor fue grande…

Cumplida su misión, vuelan los ángeles

hacia las blancas ínsulas del sueño,

y los ahogados quedan

solitarios y espléndidos

en sus dorados túmulos de arena,

serenos como dioses,

dignos en su derrota,

esperando que nazca la mañana,

que les cubra la luz,

que jamás les alcance

el frío del olvido.










FUGIT TEMPUS




Si el tiempo quiere huir,

pues su vieja costumbre

es el paso fugaz,

abridle las ventanas,

mostradle los senderos

de la alondra, y buscad algún ángel

que quiera construiros sin demora

un bellísimo puente de plata repujada.

No debéis derramar

ni siquiera una lágrima,

aunque la herida humille

vuestros claros espejos

y todos los relojes

caminen como huérfanos.

No se puede olvidar que estas ausencias

entran dentro del juego:

respetemos

sus reglas venerables.



Pero si el tiempo quiere

reclinar su cabeza en vuestro hombro,

entrecerrar sus párpados de bronce

y doblegar sus vuelos

en la tibieza azul de vuestra casa,

hacedle con ternura

una cuna de luz en la memoria,

una almohada de plumas invisibles

y un tenue camisón

de nanas serenísimas.

Que nada le interrumpa:

hay que hacer de su sueño

una hermosa pradera, un rumor de raíces,

un lento manantío.

Vigiladle:

mientras el tiempo duerma

seremos inmortales.





RETRATO EN AMATISTA





Dices muerte, y en tu palabra asoma

la cicatriz, el hielo,

la plenitud solemne de algún muro

que nunca sabrá nadie dónde fue construido,

qué jardines oculta,

qué regiones ardidas aprisiona.

A su conjuro acuden los pájaros más tristes,

se posan en tus manos

y derraman sus cánticos de luna

sobre tu piel que nace cada día.

Siempre

vence lo oscuro:

el grito de la ausencia, con su herida

tan honda y rescatada,

las pequeñas memorias

que el viento disemina como humildes cenizas,

la serpiente del frío

con sus ojos abiertos de carcoma.



Pero la muerte tiene

sus anchas claridades, universos

de ámbar, playas inagotables

de arenas como estrellas

donde el sol es más justo

y el mar lleva en sus alas un perfume

de inaccesibles rosas

que imanta y enamora.

¡Ah, su limpio lenguaje,

su mirada de madre

cuando entorna la vida entre sus brazos,

su sonrisa

tan pura y duradera!

Todo en ella es silencio,

prudente caminar entre los árboles,

pradera, junco, sueño,

cauce, vuelo de abejas,

lentísima esperanza.

Triunfa

desde todas las sombras,

pero guarda sus cálidos secretos

en la hermosa amatista de sus labios.



¿Y después? ¿Y después?

La duda es una música

que lame nuestras médulas

con sus garfios de sangre:

Quizás sólo la noche.

Quizás un ancho río

de orillas serenísimas.

Quizás una dolida, inmóvil carcajada.













DONDE LAS MANOS DE LA AMADA, CON SU DESTREZA,

PROTAGONIZAN UNA HERMOSA AVENTURA





Hablan, cantan, respiran,

amanecen.



Vuelan, indagan, dudan,

se cobijan.



Averiguan, descubren,

se apresuran.



Amurallan, acechan,

se confían.



Avanzan, acometen,

se detienen.



Disimulan, conspiran,

se deslizan.



Prosiguen, se demoran,

permanecen.



Acosan, se apoderan,

domestican.



Dilapidan, incendian,

se enardecen.



Ya persiguen,

ya insisten,

ya arrecian,

ya se ensañan,

ya rinden,

ya derrocan.

Ya vendimian.

Ya desisten,

renuncian,

se someten.

Ya proclaman la noche y se serenan.

Ya conducen,

invitan,

acompañan.









TEORÍA DEL TIEMPO





Ese polen oscuro que implacable

va cubriendo de injurias nuestra frente,

esa hiedra taimada que incesante

va sembrando distancia en nuestros ojos,

esa lluvia de sombra que insensible

va inundando de lodo nuestra sangre,

ese hielo, esa herrumbre, ese derribo,

son las garras del tiempo trabajando

despacio.

Nadie ve

su figura felina y transparente,

ni se escucha el temblor de sus pisadas,

su respiro lentísimo

poderoso y oculto entre los días.

Pero existe, y acecha, y torvamente

va arañando las horas,

siempre abiertas las fauces

para su larga y honda mordedura.

A veces lame nuestras pobres manos

candoroso y alegre como un río,

y anilla nuestros dedos

de hermosas caracolas.

Jubilosos

acogemos al tierno arrepentido

de su lealtad seguros. Pero pronto

vemos que se saliva se convierte

en un musgo de llanto

y que en los dedos sólo

nos crece la tristeza.

Nada queda detrás de sus crepúsculos,

nada escapa a su nieve.

Impasible,

él sigue su camino

al trote lento de su fiel ceniza:

nunca vuelve la vista ni sonríe

a la vida que canta confiada.

Sabe que en su clepsidra de rencores

siempre el agua abrirá secretos cauces,

y vigila en la orilla, quedamente,

con la calma tenaz del invencible.





(*) Antonio Porpetta: nació en Elda (Alicante, España) en 1936. Es Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Miembro Correspondiente de las Academias Norteamericana (Nueva York) y Guatemalteca de la Lengua Española. Su primer libro data de 1978. Desde entonces ha publicado una extensa obra que abarca, hasta la fecha, treinta y nueve títulos, entre libros de poesía, de ensayo y de narrativa, antologías, libros traducidos, y obras en soportes magnéticos. “Adagio mediterráneo”, “Los sigilos violados”, “Meditación de los asombros”, “El clavicordio ante el espejo”, “Década del insomnio”, “Penúltima intemperie”, “Silva de extravagancias” y “La mirada intramuros” son algunos de sus poemarios más difundidos. Parte de su poesía ha sido traducida y publicada en formato de libro a los idiomas: alemán, inglés, ruso, serbio, rumano, valenciano, italiano, portugués, francés y árabe, y una de sus antologías poéticas más extensas fue editada en sistema Braille por la Organización Nacional de Ciegos de España. Tesis y estudios amplios sobre su obra han sido publicados en España, Rumania y Estados Unidos. Antonio Porpetta ha recibido prestigiosos galardones, entre ellos los premios: “Fastenrath” (de la Real Academia Española), “Gules”, “Hilly Mendelsohnn”, “José Hierro”, y “Ciudad de Valencia”, de poesía y de ensayo, junto a los de la “Crítica Literaria Valenciana”, de ensayo y de poesía. Desde 1984 gran parte de su actividad pública ha venido desarrollándose fuera de España, con frecuente presencia en universidades y centros culturales de muy diversos países como conferenciante, lector de poesía y director de seminarios de iniciación poética. En este aspecto, ha recibido destacadas distinciones, entre ellas la “Llave de Oro de la Ciudad de Smederevo (Serbia)”, por la difusión de su obra en aquel país; una Proclama de Honor de la Presidencia del Condado de Manhattan, por sus actividades académico-literarias ante las comunidades hispanas de Nueva York (Teachers College, Columbia University); y en 2005, también en Nueva York, la “Orden de Don Quijote” (Lehman College, City University of New York), por su intensa labor hispanista en instituciones académicas de los Estados Unidos. Sus experiencias en el campo internacional vienen recogidas en un libro de reciente aparición (abril/2008) con el título de “Memorias de un poeta errante”.

4 comentarios:

pdv dijo...

Hola Piero! Te felicito una vez más por la obra que realizas difundiendo poetas que acaso por aquí no se conocen bien. Antonio Porpetta me ha parecido un hallazgo, gracias. Un beso .
Nina Thürler

pdv dijo...

Muchas gracias, estimado amigo, por mi inclusión en Poemanía. Ha quedado todo muy bien.
Un cordial abrazo y mi amistad.
Antonio Porpetta.

pdv dijo...

Queridos hermanoamigos Piero y Antonio:
Atendiendo mi buzón de correo electrónico, hoy me he encontrado con una muy grande y gratísima sorpresa... El autor invitado ANTONIO PORPETTA el de los "armiños olvidados" siempre cercano a nuestro corazón, como inolvidable poeta que admiro... Y como siempre tu constante obrar en servicio de la comunión de almas.
Agradecido a Dios por este reencuentro poético y fraterno, les hago llegar un muy largo y fuerte abrazo sannicoleño. De alma
Miguel Migliarini

pdv dijo...

Estimado Piero:
Leí con admiración los poemas de Antonio Porpetta; en especial "Un día".
Te felicito también a vos por el buen gusto en la selección de los poetas que publicás.
Un cordial abrazo desde Lomas de Zamora
Mariano Shifman