viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 230 - Marisa Negri

POEMANÍA



la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 230/2010



“Escoged un material cualquiera, sí, un material cualquiera; no obstante,

un material cualquiera determina la biología del poeta,

la diagnostica; escoged un material cualquiera,

como quien escoge estrellas entre gusanos... "



Pablo de Rokha












Poeta invitada: MARISA NEGRI (*)







De “Caballos de arena” (Nuestra América, 2003)







futhark



una copa de agua para la cabeza de mimir
la vela azul
no lleves nada de metal
no duermas con el viento norte sobre la frente
ahora sí una a una las letras de tu nombre
escucha a tu sombra antes de hablar
nada se puede hacer
si el fuego se consume

dentro de tu corazón asoma el caballo del día
un río de pájaros despierta
alguien hace música en tu cuerpo
el consejo del oráculo es rad
esta vez el viaje no puede compartirse
no apresures la unión de cielo y tierra

el hijo de is viene detrás
su lanza encendida se desangra
no intentes el poder
la batalla es desapego del mundo
saber que somos aliado y enemigo
que siempre es el principio

la batalla es adentro









De “estuario” (Ediciones en Danza, 2008)





su hueserío se desliza por la casa quién seré después de tantas despedidas qué músculo o nave quedará en pie cuando el último rastro de todo lo amado se disgregue en la noche

y ella que no viene se digna a dilatar los crisantemos los lentes negros el nudo va dejando sus hilachas ella arrulla la indolencia hasta dejarnos dormidas







**







ah si tu madre era una reina el aliento del mundo se detenía a su paso y era su boca el cielo y el infierno confundidos la noche del baile tu padre llegó a la madrugada oí entre sueños el runrún de la dkw me despertó agitado conocí una francesita dijo y yo que le leía el peso del alma en la pisada supe que los dioses lo habían elegido la estrella del rockabilly cedía su puesto ahora los mortales tendrían una chance







**



el jugo oscuro de la zarzamora escurriéndose en la boca hablo con la señora del espejo le cuento del ala de mariposa que encontré bajo la piedra y ella ríe con sus labios violáceos su vestido verde la mano hacia atrás se alimenta de polen igual que las abejas o de los frutos rojos del ligustro quiere que vaya más allá del reino al otro lado de la calle una ofrenda de frutos y bolillas del paraíso para permitirme el paso

el jardín delante de la casa el silencio de la siesta en un pueblo de provincias





**



Cómo echar llaves en una casa sin puertas el jardín selva inexpugnable televisión encendida crujido de motores ella ordenaba el caos ella me quería de su lado y no supe no pude lo aprendí más tarde el gesto de la abuela cerrando las persianas delantal cargado de naranjas la jaula vacía los perros el cuarto de planchar no quiero salir no voy a bañarme no debajo de la mesa el mundo es otro mundo la oscuridad huele a alcanfor escribo contra el miedo













De “Las sanadoras” (inédito)







Tengo sed.

-No tenés.

Una verja oxidada entre los yuyos advierte la mano jardinera

el retazo de un género sostiene la ruda en una caña

y sus flores tejen con el rojo del malvón y el rosa de la azalea

se hace invisible la tierra.

Se lava un gato.

Nos toca el número 23.

Dice que tengo la pata de cabra o anemia como el nombre de la flor

La pieza en donde Doña Berta cura está en el fondo, cerca de la parra y del aljibe.

Es sólo para tus ojos lo que aquí ves en birome cuelga bajo la jaula del canario

Veo.

Manojos de yuyo en un fuentón colorado, los ojos de vidrio de la santa parecen verdad.

la huesera trabaja

Tengo sed

No se puede dejar de mirar







**



Padre Nuestro que estás en los cielos y aquí abajo también te pido por Clotilde que si sigue así jamás va a encontrar un marido que le dure y por mi amiga Martita que cayó en desgracia por prestarle plata a ese jornalero que así como vino se fue y aquí estamos cincuenta años y el pescado sin vender.

Diosito santo también te pido por Etelvina que ayer la encontré en la feria con tapado nuevo y un collar de perlas que parecía de la tienda de Lozano y seguro que lo consiguió a cambio de favores porque el viejo le tiene ganas desde hace rato. Y por Berta, mi hermana, que está loca de remate y jura que habla con la Virgen, eso seguro es pecado mortal. La gente dice que cura con agua y eso es más bien cosa del que no se nombra porque quiénes somos nosotros para rechazar los dolores que nos envías. Ella no es mala Señor, y bastante tiene con su hija tontita, y ese rancho en el que vive y deja vivir a tanta haragana que tan lejos está de la virtud.

Por nuestro padre Antonio que en paz descanse y porque pueda irme de una buena vez de este maldito pueblo.

Amén.







**







Los teros se refugiaron bajo la parra. Una gota caía lenta y continua por la pared celeste. Cuando el diluvio amenazaba con seguir a pesar de las salamandras.

Todo era humedad, se estaba mejor en la cocina.



Las ayudantas dormían en un solo jergón de lana limpia y aún se respiraba en el aire el perfume barato de los maquillajes.



¿Quién hereda los dones?



La voz desnuda de Consolación ay mi dulce amor ese mar que ves tan bello.

Espía a su hija tras la cortina de género.



¿Quién hereda los dones?



Repartida en el agua de los seis recipientes sahúma romeros.



¿Hija esta es tu fe?











De “el jardín de las estrelicias” (inédito)







Después de la lluvia oteó el horizonte
mezcló miel y laurel rumió sus palabras santas
la nieta se hamacaba ausente sobre el tronco de un aguaribay
aprenderá pronto se dijo la vieja
(Ningún jardín es perfecto sin su dosis de muerte)







(*) Marisa Negri
: nació en Buenos Aires (Argentina) en 1971. Es profesora de Castellano, Literatura y Latín y se especializó en Educación por el Arte. Ha coordinado talleres de escritura para diversas instituciones de todo el país. Participó con una serie de haikus de la muestra Satori en la galería Masottatorres (San Telmo, Buenos Aires). Actualmente cursa el posgrado de Arte Terapia (IUNA) y coordina el proyecto de arte Labrys en la ESB 186 de La Matanza. Publicó los siguientes libros: “Caballos de arena” (Poesía, Nuestra América, Buenos Aires, 2003); “Un camino en la selva, un paso a la libertad” (Antología de Ramón Quichiyao, Futrono, Chile, 2004) y “Al filo del gozo” (Antología de poesía erótica preparada por Marisa y Socorro Trejo Sirvent, Viento al hombro, 2004); “estuario” (Ediciones en Danza, 2008).

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