viernes, 26 de febrero de 2010

Poemanía Nº 202 - María Laura García del Castaño

POEMANÍA



la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 202/2009



“El verdadero poeta no elige

los materiales, el material

claramente lo elige.”



Jerome David Salinger






Poeta invitada: MARIA LAURA GARCIA DEL CASTAÑO (*)







Al fin y al cabo no acaba



Tengo un abrazo de loba,
una explosión de loba,
una tendencia de loba,
una cabeza de loba que rompe,
una mirada de loba dispuesta,
acabando sobre la hora, varias horas al día.

Tengo una fuente de loba sedienta,
donde se bebe convulsivamente la sed que moja,
el agua que no mancha.

Tengo el rostro de la mujer loba,
la mujer que acaba sobre una roca erguida,
la escena latente de un contagio con las bocas,
con las garras,
en el lugar del venir hacia adentro.

Una lengua que no sabe decir,
sólo poner al revés las bocas,
quebrar el vidrio de las bocas,
entrar en el vientre, torcer en el hallazgo,
con mi cabeza de loba que rompe,
con mi paisaje de loba erguida que desgarra.









***







Para alcanzar tu mano





La lluvia que ha caído no ha vuelto a levantarse,

y este dolor en la pérdida,

es el dolor de todas las muelas a la misma hora.



Resulta que no puedo volver atrás estas manos;

ni cuanto a solas nuestros besos se quitaron

para no quedarme con toda el alma puesta en la misma noche.



Resulta que el amor se alejo sin nosotros.

Resulta que dondequiera que va este deseo te encuentra

y el dolor no es mas que un viaje en el cual emprendo mi entrega.



Y estas tú, algo mas lejos pero siempre cerca,



vigilándome en el peligro de estar muerta



ni demasiado próximo ni tan ajeno,

sino exactamente mío.



Es que a error y a desamor tú me has domesticado,

y ya no sé que hacer con estas manos en la espera,



atándome a otros cientos de manos semejante a las tuyas,

semejante a esos llamados donde aparto tus ojos y me quedo sin orgullo.



Y estas tú con todas tus entregas y tus bocas,

y esta mi revés de ti mismo que no se destruye.





***





Traerte el corazón, quitar la piedra



Suena imposible
entrar en tu corazón con una vela encendida;
fotografiar el nombre en la mano incendiada;
devolver el día recorrido por mis pasos.

Es más fácil
oír llegar el rostro de mis anteriores vidas;
recorrer la casa de lo no permitido;
tejer una llave para abrir la piedra.


Pero tienes el silencio del que escupe un adentro;
y no puedo entrar en él
pese a haber tejido la llave,
pese a haber transitado la casa de lo no permitido.

Pese a la foto de la mano encendida,
al nombre tatuado recorrido por mis pasos,
a la sangre subterránea alzada en el tatuaje;
tras violentar la casa con la llave precisa,
y quitar la piedra con la mano quemada.





1



¿Quién volvió del olvido con las manos vacías?;



o acaso se trajo entre las ropas ese único recuerdo



que no prende fuego.











***







La cápsula



De pronto la muerte, como una cápsula inmóvil.
La mañana para poder decir mas tarde,
el invierno para contenerse el deseo de las flores,
lo que se marchó temblando sin darse vuelta ni una vez,
algunas cosas fijas, heladas, comportables, mudables, parecidas,
la soledad que anduvo mis primeros pasos.
Y la muerte siempre a la izquierda de todo,
como un monstruo preparado para echarse a reír
sobre el equilibrio construido dolorosamente,
dejándose caer de lugares flojos, súbitamente hasta la pérdida.
Ya lo he llorado todo, de antes de mí, hasta lo que no puede pensarse, como una gran inundación

que se lleva el último sitio para sentirse a salvo.
Ya he emergido lo suficiente, pero sigo viendo el mar,
en medio de lo verdadero, sigo viendo el mar…
Y este monstruo de la muerte semejante a un estampido de trueno.
Y este golpe con su puño cerrado al centro de mis huesos.
Y estos pasadizos gastados de tanto correr a buscar una puerta.
Y esto de peinarse con la cara cubierta de duelo.
Ya no quiero controlarme para nadie,
ni llevar sólo una mano de pie

porque la otra está oprimiendo mi pecho.
Ni saludar con la frente cuesta abajo,
ni ver como sucede la paz, como un acto momentáneo y fallido…
Estoy de pie, pero también desparramada

junto a todos los juguetes de mi infancia,
juguetes despiadados para el crimen.
Estoy viva,
pero también planto una cruz,

para morir junto a la cruz de lo irremediable.
Ya he revelado la totalidad de mi fuerza.
Ya he gritado durante un año entero para poder huir de esta palabra que no se detiene.
Mis recuerdos lo han trascendido todo,

con su extraordinario poder de viaje,
clavándose en cada extremo de mi corazón, pasando silencio,

pasando hambre, pero sobre todo silencio.
Y yo quise curarlo de este duelo, tan solo con apoyar sus manos
hasta empujarlas de este lado, para que cayera aquí,
incesantemente hasta derribarlo de este lado de la vida.
Pero hay mucho silencio para oscurecer el día,

para desocupar un cuerpo,
para atrapar una mano y otra vida y llevárselas a la muerte,
con esa obediencia admirable y puntual de llevarle todo a la muerte,
y adquirir el dolor, al interior de todo…





***





El ansia



Atreverse a mirar lo resistido,

este flagelo sin fin con quien se ama,

(a quien no se habla ni se ve pero se ama)

cuando las palabras se interrumpen

en sus espadas o vacíos, y vacían,

ha sido como instruir a la muerte a salir del camino,

(Aunque vuelva con otro gesto de payasa marchita

a tocarnos el ánimo),

Este tocarse el ánimo

para encontrar tus ojos, arriba,

ha sido como ayudar al ahogado a morir de sed

al fondo del río.

Sale de la boca a caminar lo que anida,

un nido de silbidos que acaricia el ahogado

o la mano de los estremecimientos que llega

hasta el ansia

sobre la cual besar envenenándose,

mientras enmudece el nido,

las espadas o vacíos hablan

del flagelo resistido

entre los que sin verse

ni hablarse

se aman.





***





Convertir una mano que cae

en alguien que se hunde.

Convertir la mano hundida

en guante, en pozo, en saco marchito

y de alguna forma morir.



Pero una vez luz,

una vez caída,

una vez muerte;

Dónde remontar el abismo?

Dónde retomar el hacia donde iba?

Cómo retornar la mano ya pozo,

ya marchita







II



No te sientes en la silla

Donde el poema desarmó sus pasos, volcó sus pedazos.



Escribe de pie,

tanto como él desordena la calma, o arma

sus valijas con los escombros que ve debajo de tus muebles,

lenguaje de la música que bebe restando.





(*) María Laura García del Castaño: nació en Córdoba (Argentina) en 1979. Comenzó a escribir a muy corta edad. Fue integrante de S.A.L.A.C (Sociedad Argentina de letras, artes y ciencias), S.A.D.E (Sociedad Argentina de escritores) E.C.A (Escritores Cordobeses Asociados) y del taller literario SUR. Publicó su primer libro a los 16 años: “Orquídeas, lágrimas y sangre”. De ahí en adelante tiene otras tres publicaciones: “He hablado con el olvido” 1997, “Desde mi alba” 1998 y “El grito” 2004. Colaboró en diversas antologías. Tiene, por sus trabajos, premios en poesía y cuento. Ha sido miembro de los grupos “El caldero de los cuenteros” y “El anden de los juglares” de la ciudad de Córdoba. Para conocer más sobre su obra, ingresar al Blog personal: www.lapalabrasembrada.blogspot.com.

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