viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 158 - Isabel Krisch

POEMANÍA


la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 158/2008






“Los mejores momentos de un poema,

cuando uno se siente transportado por él,

cuando el poema parece hacerse solo,

viene de la música…”

Fabio Morábito







Poeta invitado: ISABEL KRISCH (*)





Del libro “Apenas una línea, roja” (2008)











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alrededor de la casa pedaleo

jardín cerrado arca universal

mi bicicleta me lleva

una dos tres vueltas seguidas

una ciruela roja remolacha

completa jugosidad en la boca

aprieto la pulpa entre los dientes

carmín atrevido y fresco

mancho la ropa y subo

a la bicicleta otra vuelta

mi abuelo me asiste

ángel revestido de plata

poda el árbol cargado del fruto

bermejo y dulce producto de su siembra

cuida el tronco con blanca lana de vidrio

y ninguna hormiga se atreve

la rama más baja me permite el pie

sigo subiendo para mezclarme entre las hojas

le robo un hijo y no pido disculpas

una y otra y otra más

ciruela travesura

robusto y preciso equilibrio carmesí

en mi remera la cadencia

otra vuelta una más

pedaleo y rodeo la casa

de mi infancia

cada día cuando

lo recuerdo







a abuelo Santos











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acosa el silencio en la frontera de la tarde mientras adentro

se opacan las risas y hay un verano que atormenta

afuera

una esquela ambigua un papel escueto inmóvil de palabras

decide cambiar el sonido de los pájaros el zumbido de la brisa entre los pinos

el aparente sosiego

una foto mostraría el gesto de los rostros que intentan ser una familia

pero el dolor de pesadilla el infinito repetir de la sorpresa en la voz del mensajero

en el trozo caliente de la hoja



no hace falta acunar la fantasía del error

apoyado en el vidrio de la ventana

se repite la lectura la nota enceguece

y no se puede borrar con el dedo el nombre



ningún insecto se atreve a caminar

ni la respiración a ser susurro

el viento se detiene resignando su destino de traslúcido coro

para permitirle a los ojos la lectura

que se repite y duele



luego la verdad en tumulto

desasosegada

de expuesto animal llagado que se lame

sin piel

y el grito que se mezcla

con el canto de las aves

en la copa de los pinos





« Un seul être vous manque

et tout est dépleuplé »

Alphonse de Lamartine





a papá















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espía entre los botes ella que va a la orilla

detrás del hombro de la otra

que desnuda su nuca

cabello cola de caballo

(así se usaba entonces)



puede balancear el pelo como el casco de las naves

quieto el interior ahogado

el río golpea la dársena

como las vendas que presionan y

colapsan el pecho



el líquido salino se atraganta

en un velamen que se enturbia

con el agua y el párpado

la espalda ha comenzado a sostener



zarpa el horizonte de la imagen

a través de los palos mayores

parece que no hubiera vida

tan estático el presente

tan nítida la pena

de los peces muertos

de la foto

















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Son los seres que fui los que me aguardan,

los que llegan a mí como a la débil hiedra doliente y amarilla que sostiene el verano…

Olga Orozco



somos los que nos preceden

los que permanecen detrás de la pantalla presentes y ocultos

como un trasvase del agua en la clepsidra y cada gota

como la arena tibia que discurre y cada grano

y somos la recurrencia

la vertical heredad

una fronda entrelazada

del árbol que aprisiona el ramaje

y hemos sido una hoja

del cuerpo del abeto del tilo de la encina del laurel

densidad regenerada mil veces

debajo de la zarza

una mata de hierba conformando el nombre



y hoy los seres que fuimos son otra geometría

un tránsito de unión un helicoide

una senda de radios de segmentos urgentes

de trozos de tiempo absoluto de diagonales

un cúmulo que condensa y equidista del centro

y se aleja del punto justo

donde se converge



somos los que han pasado

y la inmensa pupila que los retiene

los refresca los escoge

los permanece los busca entre

las variantes de las señales propias

adheridas

a las sutiles tonalidades del verde del mismo árbol

de aquel pivote inicial

de aquel eje













37



en los jardines de verde mixto

las aves negras eligen y anidan

toman las largas vainas con sus picos largos

el alimento de plumajes menores

porque prefieren la rapiña

los restos del pino que cubren los desagües

las hojas peltadas

para tapar los huecos

las caducas de las alcantarillas



graznan con sus voces agudas

huelen

simulan que se arrastran

debajo de los techos

sostienen un lenguaje sórdido

de cables que han sido cortados

algunos ladrillos cubiertos de sucia cal

sobresalen de la casa

de la casa dividida

de la casa dividida en dos

no suenan jamás los teléfonos



adelante

florece la madreselva





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bolsas de basura sin selección

la mano entera se sumerge

macilenta en un destino des-atinado

capas y capas de cartón y papel

acurrucan las señales

el sucio desánimo

sucia la ética del hombre sin futuro

que oculta la ciudad oculta

los colores se entrevelan

en la paleta como mezcla ambigua

confluyen en el negro que brota

transversal desde el techo

del techo infinito

y es todo tan frágil

piensa la intemperie

y sólo ella

qué hacer con estos huérfanos

cómo reconstruir su urbana virginidad

hacia dónde desagotar el pantano















45



somos los ciegos

aquellos que agachamos la cabeza fingimos giramos el rostro

novidentes sin bastón

los que debemos ser conducidos

demandantes de un hombro donde apoyarse

y una infinita paciencia que

nos enseñe a palpar



los que no vemos por voluntad propia somos

aquellos que tapiamos el acceso

a lo infrahumano a lo que nos diferencia

a la naturaleza de las naranjas ácidas

a la ambivalente propiedad del tacto



los que cerramos el círculo con lo externo

para no escuchar los gritos del coro de niños

los ruidos de tripas de la calle de los cartones

de los vehículos improvisados que trasladan la miseria

las narices tan sucias el chirrido de ese tren



la tosquedad repetida la impudicia

los goznes con herrumbre

las viviendas de chapa de tres pisos

la promiscua vergüenza del tamborilear de los sexos

en Fa sostenido somos



los que negamos la luz indiscutible

y el verdadero aroma

bálsamo expuesto del macho

pestilencias hedor

a tufos de códigos ajenos



los que aprendemos a oler

esencias de ajonjolí de jabón de coco jazmines

primavera anticipada trufas

almendras amargas



sobrevivientes del almíbar

somos















(*) Isabel V. Krisch: nació en Buenos Aires (Argentina), en 1953. Docente, Profesora de Geografía, egresada del Instituto Nacional Superior del Profesorado “Joaquín V. González”. Realizó una especialización hacia las Ciencias Sociales en la Universidad de San Martín. Además es Correctora Literaria, egresada de la Universidad de Belgrano. Asistió a Talleres Literarios desde 1993 y es alumna y colaboradora de la Profesora y escritora Ana Guillot. Editó cuatro libros de poesía: “Cruzar el Lodazal” (1997), “Que se rompa el amarillo” (2000), “Entre la Roca y el Aire” (2005) y “Apenas una línea, roja” (2008). Forma parte de las siguientes antologías: Antología del Taller de la Siesta, Años: 1993, 1994, 1995; Sombreros en venta (1996); 20 Voces Destacadas de la Poesía Argentina Tomo II (1996); Que no vaya a suponerse (1997); La voz viene del pasillo (1999); Mientras limpiamos la jaula (2001) y El Placard (2003). Ha realizado dos biografías: Via Garibaldi 25. Camerano (2006) y De mi tiempo, simples memorias (2008). Una tercera está en proceso de escritura. Condujo “Mejor esos mundos”, un programa de cultura en radio Fénix, de la localidad de Martínez. Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas del medio cultural de la zona norte, Buenos Aires, Rosario, Córdoba y en el extranjero, en España, Paraguay y Puerto Rico. Como así también en numerosas páginas web. Recientemente sus trabajos han sido traducidos al catalán, al inglés y al alemán. Para ingresar en su página web, ingresar a: www.isabelkrisch.com.ar . Reside en la localidad de Accasuso, partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires.

2 comentarios:

pdv dijo...

He recibido, por supuesto, la página de tu POEMANÍA Nº 158, que me dedicas. ¿Será éste mi número de la buena suerte o es Piero de Vicari?
Tengo la obligación de agradecerte la posibilidad que me has dado de ser leída por mucha gente, ya que tu página es muy leída, doy fe. ¡¡Es increíble!!, la cantidad de mails que he recido me lo demuestran, como así también los poetas tan importantes y reconocidos que tuvieron la deferencia de felicitarme. Aún no puedo creerlo.
Hay algunas personas que tienen un espíritu generoso, como vos, y que dan su tiempo para realizar cosas como esta página maravillosa que es Poemanía. Quiero felicitarte. Me has dado mucha alegría.
Te abrazo en mi corazón y te saludo hasta todo momento
Isabel

pdv dijo...

Querido Piero: muchas gracias por el envío de este nuevo y muy interesante número de POEMANIA. Me han impresionado mucho los excelentes poemas de esta autora, a quien no conocía. Estoy seguro de que la poesía de Isabel Krisch merece y tendrá un lugar destacado en nuestras letras. Muy buenos poemas, excelente selección!
Un fuerte abrazo y mi amistad de siempre, mi querido De Vicari!
Cordialmente,
Luis Benítez