POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 111/2007
“El 'oficio de poeta', como es sabido, no termina
jamás: es un constante devenir del sentir y
escribir, de manipular la interioridad con
ahinco, fresco y agridulce universo vital...”
Luis Ricardo Furlan
Poeta invitado: JULIO HUASI (*)
poetumbre
te maldigo, poesía,
por tus senos perdí los más querido,
bello rapto mío con la pistola en la sien de los dioses
te arrastré por la feria, fábricas de angustia, todo el fangal,
y estabas matadora desnuda o encapuchada de azucenas,
te ahogaba en gin pero siempre emergías solícita
y arrebatadora con tus uñas de tigra fatal,
kyrie eleison, miserere, arrójanos un cable de luz en el turbión,
puta mía, que será de nosotros
querencias
tus senos son dos campanarios que redoblan
en mi memoria a toda hora, tu sureño te dibuja
con el dedo en los vidrios empañados de esta europa
oscura y gélida como la caja de un banco,
me queman los añoros, los añares de nuestra ilusión
desde el primer beso de ojos en el octubre austral,
vos te pintabas las uñas con pétalos de malvones,
yo arrancaba sonatas con un palo en las columnas de la luz
en tu homenaje, morocha de todas mis canciones,
dios nos juntó siempre en tantos destinos que ya no sé
siquiera si es cierto que nacimos, si este jirón es tuyo,
tus pechos en la sombra son como las cúpulas de buenos aires,
córdoba, santiago, motevideo, mojadas por el crepúsculo
y el vaho dorado de sus carillones, tangos por ángelus,
yo sigo orando con azufres en la misa clandestina de los nuestros,
dónde andarán ahora tus ojos de potra y mate lunar,
ya no canto ni tu nombre, arcana mía, para no dañarte,
nos cruzaremos o no, puede y no puede, pero quien
nos quita lo amado, lo bailado, lo tan besado
evangelio según san fierro
si somos un solo mar de galeotes al unísono,
si hay un solo pueblo en la misma cruz con el mismo
agujero para el clavo en única vida, contravida y muerte,
no es humilde ni ama a su igual más que a sí mismo
quien no arrime al semejante su ternura, no hay ternura
si los hermanos no sean unidos en gracia y desgracia
mientras el cuervaje relame su munición y nos aplaude,
hijos de mi madre, amáos los unos a los otros
idilium tremens
los enamorados pobres en los parques del otoño
con sus narices rojas contra los vidrios del mundo,
los amantes sin cama, sin rosa, sin vanguardia
se besan con labios muy fríos bajo un rocío de mocos
en sus siluetas apresadas en el hielo para siempre
jugando a las estatuas en ademán de caricia
corderos de mar
soy un error de tu imprenta cósmica, dios,
no devanes más ensayos con mi aullido,
perdiste en mi garganta tu perdón pero también
mis rodillas se niegan a tu remonta,
buscas en mí un armonio excelso de lamentos
y sólo ofrendo variaciones del tiempo en sol mayor
sostenido en partituras amorosas, contrapuntos
y fugas inacabables por tu infierno, da igual
si igual mi pueblo es un tigre uniformado de cordero
en rebelión final contra el horror eterno,
usted nos dio de nacer, ahora aguántese en el molde,
la azul matriz de su galaxia que, entre nos, es hermosísima,
sus corderillos de sacrificio son hoy virtuosos del colmillo,
su errata celestial fragua un bandoneón infinito,
baje a la orquesta si gusta, nos falta un saxo misterioso
para la sonata en ciernes de la caricia genial,
si somos sus criaturas somos muy divinos pues,
hágase la libertad, el beso sin usura del Uno al Otro
la cola infinita
cuando los pobres alumbran se instalan
con su pañal y su hambre en la cola
en espirales que circundan este reino,
amontonados aúllan en cada meridiano
con sus cucharas trágicas como viudas de guerra,
apenas un pobre masca las hierbas
tras suyo aparece otro pobre de bruces
sobre el mundo y devora las raíces
y tras de él otro más se consuela los dientes
con el terrón del planeta en carne viva,
soy una crucifixión multiplicada detrás mío al infinito,
el último que apague las galaxias
hasta que aparezca el pan que nos robaron
a la ronda ronda
la niña ha bautizado su muñeca
en el nombre del rocío, la arrulla en su seno,
susurra una música inefable en el espacio,
la niña mece a la niña bajo las tiernas estrellas,
dúo de ronda bailan sobre américa una niña
de zapatos de fango con su guagüita de trapos
mojados de sangre, sí
los dos borrachos
se cañoneaban táctica y estratégicamente con gin,
a cada andanada escupían voladuras de rezos ululantes,
demolían la noche esas alarmas de sus guerras del alma,
entre los escombros volvían al contraataque, a embestirse
con ira sus flancos izquierdos, el más vulnerable que tenían,
así amanecían sin una tregua desmoronados el uno en el otro,
dormían con un ojo abierto aterrado, bien quemados
los dos perdidos, en un solo pellejo
el cadáver rugiente de pablo de rokha
pablo de rokha comía cabezas de cordero, abraham del arauco,
arriero de altas cumbres fundió la gran metáfora de los andes
y erigió su volcán perenne con ladrillos de versos faraónicos,
vendía sus libros por los pueblos como quien vende peces
con un olor a pobreza que los próceres jamás perdonarían,
bendijo con chacoli su fundación del barroco popular americano,
poeta de anticipaciones geniales y gigantes inocencias
no supo jugar a las florerías de salón y perdió como un pobre
niño ingenuo,
quien se mofara clamando una gran necrópolis para una gran
cosmópolis
conversó largamente con epicuro antes de saltar de su caballo
y ponerse en la boca aquel smith and wesson 44 imitación
con el que se trabucara los soles y estrellerías de chile
para beberse toda la muerte de un solo trago
y seguir rugiendo por sus cráteres, remezón de bardos cíclopes
(*) Julio Huasi: seudónimo de Julio Scieler, nació en Buenos Aires (Argentina), en 1935. Prestigioso poeta y periodista. Publico los libros “sonata popular en buenos aires” (Edición Cuadernos de Cultura, Buenos Aires, 1959); “yanquería” (Ediciones del Río de la Plata, Buenos Aires, 1965); “los increíbles” (Ediciones reunidas Ultimátum, Buenos Aires, 1965); “sangral américa” y “bandalor” (libros reunidos en un volumen de la colección La Honda, de Casa de las Américas, La Habana, 1971); “asesinaciones” (Puerta del sol, Madrid, 1981); “matria mía azul” (Hernández editor, 1985) y “comparancias” (hernández editor, 1985). Trabajó para la agencia cubana de noticias, Prensa Latina, la revista “Brecha” de Uruguay y la Revista argentina “Punto final”. Su obra fue fervorosamente elogiada por Pablo Neruda, Nicolás Guillén y Julio Cortázar. En la última dictadura militar argentina, debio enfrentar el exilio, radicándose en España. En marzo de 1987 y en la ciudad que lo vio nacer, puso fin a su vida, a los 52 años de edad.
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