POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 110/2007
“El poeta (por respeto a sí mismo, a su dignidad
y a su condición de ser humano) crea un lazo
ineludible con el poema que lo presenta,
lo prolonga, lo cuestiona, lo esclarece
o enturbia, lo redime...”
Mónica A. Scaldaferro
Poeta invitada: LILIANA LUKIN (*)
Del libro inédito, que publicará en 2007,
“Teatro de Operaciones”
Primera parte
Campo quirúrgico
1
La sierra eléctrica trabaja
sobre los troncos peligrosos.
Mi estancia entre los pinos
se ha vuelto literaria:
en la trepidación del sonido
contra el cual despegar
mi escena de escritura,
escribo con temor y temblor.
Haber leído el testamento
de Rilke, esas cartas urgentes,
cuando no había en mí urgencia
ni pinos, no mejora este momento.
Pero la memoria de una sierra
mortificando al poeta cada día,
hace de estos árboles cayendo
sobre mi cabeza, otro peligro:
soñar sólo con maderos,
no soñar más que ruidos
en un sueño sin gente.
El aire blanco de la quemazón
es un himno entonado suavemente
que se levanta de los muñones
incrustados bajo tierra,
aún cuando todo ya ha cesado
como en el paisaje después
de una batalla.
Mi estancia aquí en la niebla,
entre el deseo y la voluntad,
es una prueba de resistencia,
un trato con la vigilia
en el que llevo las de perder.
2
Me acompañan todas
las noches de escritura
como fuegos fatuos
esos rescoldos quemando al ras
la memoria de los altos follajes.
Los veo –se ven- aquí y allá casi
cinematográficos: contrastes,
brillos, reflejos, movimientos
en el lugar del asesinato.
Pequeños incendios circulares
que penetran en el barro
alrededor de esa amputación.
Harán listones, tablas, leña,
un futuro de utilidad
para el árbol caído.
Pero yo he visto: el lazo atándolos,
el lento trabajo de los dientes,
el momento crucial
en que se desploman
como toros en la estocada,
entre los gritos y la fuerza
de los hombres.
Y quedan los grillos del crepitar:
lo que se quema no duerme.
3
El humo viene a mí, se estrella
contra la ventana, se hace menos
espeso sobre los techos,
focos nuevos arden
grisados detrás de los árboles,
tapando un cielo de mica
que apenas roza el suelo
se golpea con el humo.
Estoy alerta en un sueño
con hombrecitos lejanos que operan
máquinas sobre las frondas, el musgo,
la densa capa de hojaldre de lo vivo.
Ellos tienen algo de lo que hacen:
astillados, indiferentes a su propia
quemazón.
Segunda Parte
Ingeniería natural
Volcada como
una copa goteás
tu dolor hacia adentro.
Sísifo del lenguaje,
lo que perfora no es
la insistencia del gotear,
sino una voluntad no reconocida
puesta en la gota: líquido veneno
y no elixir, lo líquido de los
acontecimientos vuelto veneno,
pasivo, quemante, adormecedor.
La trampa de un drama dado a beber
en una copa donde no hay
ni borra ni dulzura.
Lo que goteás deberías dejarlo
caer.
16
Acostarse, abandonar,
renunciar a la vigilia, desnudar
la cabeza de esa familia
de palabras: recostar
el alma que pesa.
Sobre su centro de gravedad
reposará ese miedo de perder
el control de los ecos del día,
de no ser
imprescindible en ningún rol.
Cerrar el ojo y el ojo: dejar
el deseo sin cerrar,
amar el cuerpo tendido
como se ama el sentido del soñar:
reposar, reposar,
como un guerrero que odia las guerras,
como la perra que amamanta a su cría,
dejar esa ‘pasión demencial’
por estar de pie y atenta olfateando ideas,
aprender la lenta disciplina de renunciar.
17
De amargas inquietudes
y del aceite de las
aproximaciones se componen
en parte mis quebrantos:
la resbaladiza persecución
de le mot just,
cantar la justa y sus
vinculaciones: ajustar
cuentas, nada de estar cerca
sino haber llegado,
jamás el manto podrido
del olvido, todo hace
un destilado que yo canto:
quebrantos, duelos y quebrantos,
eso son ahora mis virtudes.
18
No hay alivio para mí:
líquidos sinoviales ausentes
y cervicales en franca rebelión,
la alteración de lo visible en sí,
la esclerosis de las
profundidades...
Pero no son
la parte del león
de mi fortuna: cada una
de esas fallas es el precio,
la libra de carne con que pago
la energía,
el deseo y el ardor.
Todo se convierte en otro oro:
alquimia del verbo
que, encarnado,
en pura presencia me ha dejado:
escritura, amores, impaciencia,
dolores como ausencia
del Dolor.
20
Este comportamiento adictivo
con la ficción, el abuso
de consumo de escrituras
y la lectura como panacea son
sólo sal en la herida
de la calcinación muscular.
Y la pasión enfermiza por vagar
entre papeles, debajo de
los radiadores de silencio,
sólo produce éxtasis, atención excesiva del iris
por la música de la letra,
agotamiento y un placer que insiste.
Me tiendo en el lecho de Procusto
de esta realidad, desvestida de todo,
con el libro en la mano que resiste.
(*) Liliana Lukin : nació en Buenos Aires (Argentina) en 1951. Publicó, entre otros, los libros de poesía: “Abracadabra” (Ed. Plus Ultra, Bs.As.,1978); “Malasartes” (Ed. Galerna, Bs.As,1981); “Descomposición” (Ed. de la Flor, Bs.As.,1986); “Cortar por lo sano” (Premio E.C.A.; Ed. Culturales Argentinas, Bs.As., 1987); “Carne de Tesoro” (Premio Antorchas; Ed. Sudamericana, Bs.As,1990); “Cartas” (Ed. de la Flor, Bs.As., 1992); “Las preguntas” (Ed. de la Flor, Bs.As.,1998); “Construcción comparativa” (7 poemas, Plaqueta, Ediciones Delanada, Santa Fe); “Retórica erótica” (poemas, Asunto Impreso Ediciones, Bs.As., 2002) y “Construcción comparativa” (poemas, Alción Editora, Córdoba, 2003). Recibió numerosos premios por su obra literaria. Realizó performances de lectura, video y música, performances de poesía visual y actividades interdisciplinarias integrando danza, poesía y música, teatro y literatura. Como Asesora Literaria del Centro Cultural General San Martín, entre 1988 y 1989 organizó el Foro de Literatura Contemporánea y el 1º Foro de Cine Argentino. Fue Asesora de Colección en la Editorial Seix Barral, entre 1994 y 1996 y desde 1988 hasta 2001 fue Asesora Literaria de la Fundación Noble, donde organizó XIII Encuentros de Escritores, editando los “Cuadernos de Narrativa Argentina”, y coordinó talleres de literatura y crítica en universidades y centros de estudio del país y de EEUU. Como docente publicó “Una Biblioteca de mano o cómo hacer un lector divertido” y “El Taller de Escritura/Creación literaria”, proyectos para el desarrollo de la lectura y la producción de textos. Es autora de los ensayos: “El cuerpo en la letra de El entenado, de Juan José Saer”, 1985; "Es presa de sí demasiado", en "La escritura en escena" (publicación de los Coloquios de New York, Duke, La Plata y Bs. As., Fundación Proyecto al Sur) Ediciones Corregidor, Bs.As., 1994 y “El cuerpo en Gutural, de Estela Dos Santos”, 2001. Es autora de antologías temáticas, entre otras: “Una Buenos Aires de novela,1838-1963” y “Una Buenos Aires de novela II,1963-1983”, Ed. Sudamericana, 1999 y 2000, “Una América de novela”, Ed. Sudamericana, 2001, “Lecturas para mujeres que no duermen” y “Lecturas para mujeres románticas”, Ed. Sudamericana, 2001.. Es Licenciada en Letras de la Universidad de Buenos Aires. Recibió la Beca del Fondo Nacional de las Artes en 1997.
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