viernes, 26 de febrero de 2010

Poemanía Nº 144 - Balbina Prior

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

144/2008










"La poesía no es posesión de nada ni de nadie"

Luis Raúl Calvo





Poeta invitada: BALBINA PRIOR (*)








He Coleccionado Siempre Amores


Colecciono experiencias
como relojes, sellos o postales del extranjero,

como discos que usas

y no vuelves a escuchar.

He coleccionado siempre amores,

pasatiempo infame de mi generación,

amores desechables, para colgarlos

en cualquier estante como recuerdo,

hasta ayer mismo que encontré

tus ojos verdes en el rellano de la escalera.



(De Perversidades)









Quiero mi libertad
para Septiembre,

si no me la das,

la tomaré a la fuerza

con el fusil

de guerra civil de mi abuelo.

Adiós y no llores.



(De Poemas en Off)











Pisos en Alquiler





Declaro haber vivido en miles:

de patio interior, oscuro y de vida intensa;

el del sexto sin ascensor

lleno de goteras y fuertes vientos;

del que nos echaron porque nos amábamos

sin control ni reglas fijas;

el que no escondía siquiera letrina;

uno con demasiados recovecos y sin esperanza;

otro compartido sólo viernes noche y ya sabes para qué,

y aquella casita en Cájar de vistas a la vega.



Llegué a acostumbrarme como al amante esquivo,

pero las paredes desnudas

dan siempre una lección de humildad,

y a menudo, como amigos, a mis libros

y a los posters de Grecia y Nueva York

les crecían raíces y alguna fisura de poca importancia.



Ahora busco casa para comprar.









(De En los Andenes de la Era Heisei)











Barco latino sobre el Támesis





¿Qué habría yo de buscar en este barco,

en medio de tanto cuerpo de salsa encendido,

desesperado en un país hostil a la cumbia,

que nunca baila con el tercer mundo y cerrados sus pubs

borrachos ninguna campana para nadie suena?



Londres, como si nada, flota sobre el Támesis,

inmune al pesticida derramado por todas las razas,

pero es una patera con inmigrantes sin dirección ni puerto,

como hinchado pez ilegal muerto sobre las aguas,

como petrolero a punto de vertido,

reventados ya sus tanques y a la deriva.



Desde siempre sin pasaporte como Joseph Conrad,

nada busco en esta inasible oscuridad,

nos vemos siempre obligados a avistar puerto,

y resabiados, acudimos a cualquier lengua,

cualquier alma, cualquier sexo para no estar solos.

Todos los indocumentados hemos encontrado siempre hostal

en la piel bordada del traficante, en los ásperos parques urbanos,

en la doble jornada en restaurantes griegos como Spiro,

incluso en los ojos dorados del sajón y su xenofobia,

abuso vetusto y perfumado de poder egregio.





(De En los Andenes de la Era Heisei)







Exaltación espontánea de lo español cerca de Nykøbing

(Dinamarca)



He de advertir que nunca creí en patria,

e incluso una gitana, anuncio constante de España

en el extranjero, resulta motivo de ofensa,

pero hoy que no se dio bien

por tanta y tanta malgastada corona

en varias cosas reparo.



Campos de trigo daneses, desaparecidos ya en Castilla,

vacas holandesas, a extinguir en los Pedroches,

playas británicas en Europa Sur

llenas de camareros malagueños y rubias en top less.

No recuerdo si tenemos industria,

pero hay fuga de multinacionales como gases

intoxicadas de salarios como de agua fuerte,

además de la moneda única,

ígnea peseta en busca y captura.



Pero ni Zelanda tatuada de verdes molinos,

Bravante, llena de diques, matamares silentes,

Lolland, Falster y Møn, Europa interior de leyenda,

ni el rubio de ayer que bien podría

anunciar un cuerpo Danone

son hoy suficientes para dejar

de pensar en España y lo español.





(De En los Andenes de la Era Heisei)







Subasta de sueños en la Era Heisei





Sabía que atravesando Akakira

al final se llega a una vieja fábrica de aceros,

donde los prendidos sueños arden

como en plena calle verdes

papeleras de plástico galvanizado.

Era todo un milenio en llamas,

crepitaban utopías y principios,

un viejo sombrero de fieltro de Pablo Iglesias,

y la daga samurai de un múltiple Harakiri.

Su resplandor iluminaba la máscara de la Era Heisei,

un ácido corroía los labios del milenio

una vez pintados de rojo carmín.



Todo era cenizas; asusta.

Como en el insaciable tanatorio de la M30

nadie se atreve a esparcirlas

por si tan sólo la grama crece,

algún deseo trasterrado y otro

sumiso siglo nada adverso

con el viático de su pasado.



Pero también cerca de Akakira

se encuentra una casa de subasta,

y a la espera quedo por si consigo

en rebajas alguna sombra de sueño.





Año XI de la Era Heisei

Takayama-Japón





(De En los Andenes de la Era Heisei)








La Celebración de la Palabra



Desde esta pelliza de toro tan angosta a veces,

gran bazar de la droga, según los diarios,

portaviones de sol, vehemencia y gozo,

preñada de inquilinos que bailan

-y qué remedio- con el alegre subsidio de la palabra,

sólo se puede aceptar una contienda de juego y paz,

aunque la mancha de petróleo en el océano

siga ahogando pateras

y sus inagotables fuegos de artificio

iluminen haciendas y solares encalados.



Pero una gota de lluvia en ese océano

bastaría para recordar que somos

una nimia inmensidad indivisa,

una frontera única en el presente de los pueblos,

y no se debe sucumbir,

pues queda demasiado cerca el zéjel y la moaxaja,

hace pocos siglos que importamos el soneto,

y parece que fuimos ayer cuando Breton,

Artaud, Aragon, Soupault, Tzara,

cambiaron a este bajel pirata su rumbo.



También dijeron que no era arma poderosa;

por si acaso, me tomo cada mañana la molestia,

de acudir a la fuente donde manan las palabras,

apartar residuos tóxicos, bolsas de plástico,

y exprimidas latas de Coca Cola, que maldigo fríamente,

para poder sobrevivir sin DNI reglamentario,

y como si de un anuncio de 15 segundos se tratara

devolver bien condenso un mensaje alto, claro,

y evónimo de celebración del verso,

unida ya a esta grey, artificiera de pasiones,

y sin más escudo que cualquier semipoema.





(De En los Andenes de la Era Heisei)







Una Oficina Propia



A Virginia Woolf



Nuestra tarea no es ya recolectar madura fruta

con trampa mortal que se muerda.

Ahora que en la casa dejamos atrás las naves hundidas,

sin olvidar la flor en el cabello

que nos perfuma desde generaciones,

no seremos más

púgiles en un ring sexual de barro,

superdotadas para el teatro del amor,

aficionadas al abalorio antes de iniciar la pubertad,

al ritual de cuerpos engastados en aceites nocivos

para que resbalen todas las enemigas.



No soy cobarde si eso me llaman,

desafío las etiquetas pasajeras de verde disputa

y negro fango, y no gritéis al viento parciales victorias,

si quisiera también hubiera ascendido

por el puente de plata que al deseado trofeo conduce.

Pero si frotamos bien el siglo Veintiuno,

nos permite formular un único sueño:



Él ya no será más mi oficina.

No será su cuenta bancaria,

ni una VISA ORO, corazón de plástico en su cartera,

el ansiado puesto de trabajo.

Él nunca más será nuestra oficina,

el sólo tragaluz para un sótano sombrío,

la única hiedra por la que escalar

el muro a un despacho propio.

Si aún queréis zurcir, cosed líquido valor a vuestras hijas,

en un top Delacroix de pecho desnudo y caminad, caminad.





(De Frágil Sinfonía)





Manifiesto de Cualquier Nocturno



Reivindico el desenfado

y la desinhibición de mis deseos,

el punto de alcohol compatible con mis sentidos,

el encuentro furtivo con un amante efimero,

el bullicio sin rumbo de un grupo humano,

el golpe mortal a la rutina,

la amargura cuando sale el sol,

el exceso, sobre todo el exceso



Magnifico la valentía

de todos aquellos que viven con ojeras,

que no le ponen precio a la hora,

que desacatan las leyes ordenadas de la Naturaleza,

que amarían sólo hasta el alba,

capaces de todo en el punto exacto de la Medianoche,

de nada cuando unas gotas de luz

rayan la noche descarada,

vencida ya.



Y por qué no, cosas menores,

el riego purificante en la madrugada,

el irrespirable ruido del camión de basura,

la inestabilidad de la calle bajo la farola,

el robo del BMW sólo para hacer un trompo,

el tirón en cualquier esquina del drogadicto

falto de estatus de enfermo,

siempre insensible sociedad de Derechas.



Porque al fin, somos un recinto privado,

como si la vida fuese un parking subterráneo

y nadie pudiese salir sin tarjeta decodificada.





(De Poemas en Off)







Casi Intacto el Amor


Llegado septiembre tendrá fecha nuestro contrato,

debo un par de letras al banco de la fidelidad

y tú, que el deseo te ha prestado hipoteca,

no pareces darte cuenta que el amor se hunde

como las pinzas de la ropa caen

aullando por mi patio interior.



Dejamos hace tiempo de intentarlo,

cuando la costumbre como el polvo

se había posado sobre nuestro mobiliario,

cuando la desidia se acumulaba

por el suelo como vacías botellas,

y para colmo se anegó el apartamento

por las mismas goteras siempre.



No soporto que te rindas

sin condiciones, que te cruces

de brazos como si ya el agua hubiera

llegado al cuello de la última ruptura.

No me dejas alternativa,

morir en los caninos del incierto destino,

probablemente soledad afilada,

o disparar con el fusil de mi abuelo

nuestra cómoda vida diaria;

morir al grill de un amor casi intacto,

o matar por dichas más imaginadas que ciertas.



Te has empeñado ciegamente

en arrastrarme atada a tus noventa

caballos, hirviendo mis manos y mi espalda,

por ti, desabrido amor.

Doy por seguro que despertaré a balazos

y todos estos años como sesos

esparcidos por la pared.





(De Ladrones de Miel)







Karaoke Milenario


Bajo intactos arrozales anónimos

tres millones de vietnamitas o iraquíes

y cincuenta y ocho mil norteamericanos,

ilustran el deseo ilegal de olvido,

falsificadas sus conciencias por una perpetua infamia.

Nunca salen las cuentas del horror.





(De Frágil Sinfín)







En la aduana


Y cuando en la interminable cola,

perdidos ya todos tus derechos,

todos empujan indignados:

blancos primero, afros y chinos;

latinos, indios y musulmanes;

para que sus familias no sequen

sus calcetines de zurcida rabia

al viento rasante del metro

que taja todas sus gargantas.

Y según la fuerza de cada cultura

vas entrando por una puerta diferente,

puede que te admitan

por la de inmigrante, la de turista

o la de business class sin demoras.

Y nadie quiere ser el último.

Y nadie quiere esperas.

Y cuando por fin te regalan el visado

para no volver nunca más a tus raíces,

a no ser que llegues

en carro alquilado de diamantes

que admiren los vecinos,

te enseñan su forzoso idioma

para cargar contra todos tus antepasados,

que te dejaron anchas palabras pero pocos dólares,

y todo se reduce a sacar las automáticas,

escondidas desde siglos

entre tu castigada piel y las cuatro tallas más

de tus vaqueros vencidos.

Y nadie entonces se conforma,

porque no queremos

que por heterodoxos nos deporten,

pues dentro de poco nuestra cultura

no valdrá nada, y porque de todos modos,

te la arrancarán del vientre

como droga en la aduana.



(De un libro inédito)







(*) Balbina Prior: Nació en Villaviciosa de Córdoba (España) en 1964. Es licenciada en filología inglesa. Actualmente ejerce como profesora de Inglés. Sus trabajos se han publicado en diversas revistas literarias como “Extramuros”, “Turia”, “Cuadernos del Sur”, “La República de las Letras”, “El Maquinista de la Generación”, Baquiana (USA), “Literaturas.com”, y “Singularidades” (Lisboa), de cuyo consejo asesor forma parte. Ha sido articulista del diario “Córdoba” y en traducción sus primeras incursiones han sido realizadas sobre Anna Wickham, Emily Dickinson, Donald Hall y Aphra Behn en Las fábulas del deseo y otros poemas (Sial, 2004). En narrativa ha publicado “Los Dragones Rojos” (Centro cultural “Generación del 27”, Málaga, 1999). Es autora de los títulos de poesía “Soldado de Rodas” (Córdoba, 1993), “Perversidades” (Fernán-Núñez, 1994), “Poemas en Off” (Córdoba, 1998) y "Ladrones de Miel" (Cuenca, 2000), "Frágil Sinfonía" (Valencia, 2003) y con "En los Andenes de la Era Heisei" (Móstoles, 2001) obtuvo el premio de poesía “Ciudad de Móstoles”(2000). Dirige el proyecto editorial “Aristas de Cobre”, dedicado a publicaciones de poesía, relato y traducción. Ha sido incluida en las antologías “Guía de Artistas y Escritores Contemporáneos Andaluces” (Málaga,1997), “Quinta del 63” (CELYA, Salamanca, 2001), “Cuadernos del Mediterráneo” (El Toro de Barro, Cuenca, 2001), “Mujeres de Carne y Verso” (La Esfera de los Libros, 2001), “Ilimitada Voz” (Universidad de Cádiz, 2003), entre otras. Ha sido traducida al francés, inglés y portugués. Su último libro ha sido Final de Entrega. Antología de Poetas contra la violencia de género.

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