viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 58 - Sebastián Barrasa

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 58/2006





“La poesía siempre ha sido contestaria, por eso,

aunque circula tanto o más que la narrativa, está

siempre fuera del gran circuito comercial...”

José Luis Mangieri





Poeta invitado: SEBASTIÁN GABRIEL BARRASA (*)







Inocencia


…era tan grande la casa que un día el niño simplemente desapareció. Lo buscamos en todas las habitaciones, recorrimos los largos pasillos, miramos en las terrazas, en los balcones; en las criptas y las catacumbas; incluso en los jardines que tan vivaces se extendían tras los muros. Al fin, pasadas varias noches, tal vez semanas, cesamos nuestra búsqueda infructuosa, resignados a la fatalidad.

Era tan grande la casa que años después, muchos años después, por una de las tantas escaleras, jugando con su pelota roja, el niño simplemente reapareció. Miró en nuestros ojos la vejez y las lágrimas, y sin desdibujar su sonrisa de niño, preguntó quién podía prepararle una taza de chocolate caliente.





***



A modo de presentación




Si me preguntan qué soy,

diré que biológicamente humano;



cronológicamente joven;

religiosamente ateo;

políticamente incorrecto;

geográficamente mundano;

culturalmente un lunático;

químicamente carbono;

necrológicamente abono;

estadísticamente un número;

matemáticamente un punto;

cósmicamente un instante.



Si especifican y preguntan quién soy;

diré que soy yo

enteramente yo

exactamente igual a mí

único e ireproducible

como vos.



Y si insisten y preguntan de qué vivo;

diré del aire,

diré del agua;

del amor y del deseo;

de las lágrimas y las risas;

de mis confianzas y mis miedos.



Entonces, hartos, preguntarán de qué trabajo;

con qué me gano la vida.

Ahí, me permitiré una pausa;

porque la verdad,

es que yo a la vida me la gané trabajando

desde esa puja inconsciente en el parto,

hasta hoy, que pongo la pluma sobre el papel

para explicar que soy ésto,

y que ésta, es mi forma de explicarme.





***



Esquirlas



…lo cierto es que quedaron fragmentos de tus ojos incrustados en los míos, y me está costando un poco (sólo un poco, no te asustes) ver el resto de las cosas con naturalidad.

Imagino que al devolvértelos podré regresar a mi vida previa. Aunque no sé si esto es lo que quiero; es decir, no será lo mismo luego de haber tenido esa pequeña parte de vos en mí. Pero la única forma de saberlo es arriesgando; apenas le esquivo la mirada al sol y esto es sólo por miedo a la ceguera. Y luego… luego tal vez se me impregnen lo poros con tu voz, los oídos con tu perfume, los labios con tu piel, y entonces, será demasiado tarde para regresar, y estará bien.

Es que al cruzar la puerta noté, que llevaba algo de más y que algo me faltaba y que ambas cosas eran lo mismo.





***


Ambivamiento de un crépulo




Si las escamas del crépulo ambivan en los ninfares

los gárbidos del deseo desempastarán sin tos.



Y tal vez un crépulo, engrise sus afemas

o quizá los límbidos se empasten de razón

porque no es ciscolo el que ambiva en los deseos

ni es tuengo el que lanuda

ni es gárbido el dolor.



Es la brizna de un hedor engrandecido

del semen desgarbado

o de los sanctos míos

de una calecisne girando en torno a un viejo

y dos o tres tarujas remándome en su sol



Cuán corto ha sido todo

Cuán crépulo yo he sido

ya no tengo escamas

ya estoy sapo

ya no ambivo tanto

ahora soy.





***





Paradoja del amor eterno
a Ivis



Por alguna ambigua circunstancia que no viene al caso recordar ahora, él consigue un favor de la muerte. Es tan grande el amor que siente por su amada, que ruega porque nunca se la lleve. La muerte confiesa no poder otorgar tal pedido; a cambio promete darles la oportunidad de despedirse, antes de que ella cierre por última vez los ojos.

La amada no mejora y él piensa que su final está pronto a llegar. Sabe que la muerte es cruel pero no miente; sabe que cualquiera de sus visitas puede ser la despedida y, pese a su pena, huye a una tierra lejana.

Pasa el tiempo. El quizás muere. Ella no puede partir porque aún no se ha despedido de su amado.

Con su chal azul, canosa y arrugada, perpetúa en el umbral su espera eterna.





***





Velorios


No todos los geranios son suaves al gusto: algunos además piensan en la muerte, o incluso en ir al mar o enamorarse. Algunos geranios son crueles; otros, lagrimean. Pero las lágrimas de los geranios poco pueden creer en un Dios que no conocen, o en las rosas de la china o en la china misma. Las lágrimas de los geranios ni siquiera son capaces de creer en los geranios; y esto un poco es porque son ateas, y otro poco, porque los geranios no lloran.





***





Anónimo
a los que despertamos un 19/20 de diciembre



Fue gestándose lentamente,

en los intestinos del barrio,

de la escuela

de la fábrica.



Se implantó en el útero del colectivo,

con el sudor de los hartazgos y sus hambres de cambio.



Maduró y tomó la forma de sus progenitores:

orejas de taxista y peluquero;

ojos de quiosquero y canillita;

canas de abuela de plaza, y de paloma;

nariz de cocinera de restorán de la esquina;

voz de pintor de grafitis y de maestra de escuela;

piernas de cadete y camarera;

manos de obrero y de artista.



Engordó hasta que las broncas desbordaron los pulmones,

y exhalamos en un grito su alumbramiento.



Y en la euforia le pusimos un nombre.

Uno justo a su medida;

tan justo y tan estrecho

que no le quedó más espacio para crecer.



Cada vocal,

cada consonante,

fueron los barrotes de una celda,

que el tiempo transformó en su sepulcro.









(*) Sebastián Gabriel Barrasa: nació en la Ciudad de Buenos Aires (República Argentina) en 1974. Desde muy joven escribe cuentos y poemas. Sus primeros textos tuvieron la intención de ilustrar algunas de sus composiciones musicales. También se ha dedicado al teatro y a las artes gráficas. Desde el 2004 coordina el Taller de Creatividad Literaria en diversos espacios culturales de la Ciudad de Buenos Aires: Librería Gandhi / Notorious, Bar cultural “El Taller”, Liberarte, Centro Cultural Ernesto Sábato- Facultad de Ciencias Económicas – UBA, Centro Cultural ;Borges, espacio cultural Discípulos de Anónimo. Estudió escritura creativa con escritor y periodista Jorge Capsisky. Cursó en la Bioblioteca Nacional los talleres de: cuento con Vicente Battista, novela con Mario Goloboff, poesía con Mario Sampaolessi. También estudió teatro (con Roberto Sais y Alejandro Lombardo), piano (Conservatorio Nacional de Música “Carlos López Buchardo”), electroacústica (Conservatorio Nacional de Música), técnicas de Jazz (Fernando Aguirre). Durante su infancia curso los cuatro años del Instituto Vocacional de Arte (con Sarah Bianchi y Ariel Bufano como docentes, entre otros). Obtuvo los siguientes premios: Primer premio del VII Certamen Internacional Contextos de relato breve del año 2004 ; Premio del III Concurso libro radial y I Concurso libro televisivo 2006 de “La Librería Mediática”, Venezuela, por los textos “Indefinido” y “Mis Bocas”, en la categoría cuento breve. En octubre de 2006, participó como jurado en el Concurso Nacional de Literatura 2006 (poesía) de la XI Feria del Libro San Nicolás, junto a Sebastián Olaso y Virginia Segret. Fue co-conductor y co-productor del programa de radio "Ciudad Sitiada", FM Faro, Radio Nacional, durante el 2003, donde tuvo a su cargo la sección “Poesía in vitro”.Sus textos han sido publicados en diversas revistas culturales, antologías y en sitios literarios en Internet. También fueron expuestos en forma mural en las muestras literarias “Las Caras del Espejo” y “estos borradores”. Desde 1991 se dedica a la docencia en diversas áreas. Actualmente está trabajando en la producción de dos libros: “Brebajes” (relatos breves y prosa poética) y “Fantasmas Cotidianos” (cuentos).

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