POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 103/2007
“La poesía no sólo es aligerar el polvillo
de las alas de las mariposas. Lo poesía nace
también de la dureza y diversidad del vivir,
el estar. Y cualquier trabajo a conciencia,
siempre es duro; en este caso a veces resulta
como caminar la cuerda floja sin red debajo....”
Néstor Groppa
Poeta invitado: FERNANDO SÁNCHEZ ZINNY (*)
AUGURIO DEL MAR
Las mujeres no ven el revés del poema,
la nostalgia perpetua que accede con la brisa
a este interludio de lo que insistirá mañana.
Ignoran que también yo tuve deseos de ser y de amar,
dejar atrás la playa y salir a la espuma
que el sol reparte en algas y en canciones...
Estoy tan lejos hoy aunque la voz perdure,
y tan cerca, también, que no podrías
distinguir mi silencio entre los muchos
que acuden a esta añil demora
en que se morigera el día.
En su reparo abruman otras voces, idénticas
a aquel rumor que agita
los álamos en pena.
Es el regreso desde una batalla antigua
que fluye en resplandor de ventura y derrota.
Toda mi vida ha sido un sueño
igual que el tuyo:
senderos que se pierden, caminos en el bosque.
Ambos hemos soñado el mismo enigma,
o acaso nos soñó
la eternidad del fuego.
Te amaba entonces, te amo ahora,
porque el cielo no cesa
y el infierno tampoco.
Oye la caracola que te he dado:
contiene el mar que no hemos visto,
el mar que nos espera.
PARA EL FELIZ OLVIDO
¿Perdonarás un día que sea como soy?
¿No llegarás a odiarme, como acaso merezco,
ardido de emoción, de temor y de orgullo?
He leído en vestigios el destino que traigo
y es inútil volver sobre cosas sabidas
que el pertinaz silencio se llevó como siempre.
Algo, en cambio, te ha hecho para el feliz olvido,
mujer de un nocturno en tules vagarosos,
exenta de pasión y de desesperanza.
EL CANTO Y EL ECO
Ni aun me queda el canto,
tras haberse ido
una y otra moneda,
Aunque subsiste el eco
de ciertos nombres
hallados en el viaje.
Engañan: uno cree
que son tus manos
la blancura que llega
Inconsolable, herida,
la ilusión dura
porque el eco es un canto.
En el deslinde, aún
dice tu elogio
en embriaguez de lumbre.
Porque he pedido tanto
que sólo es sal
este puñado de oro.
Ahora, en la partida,
todo es un eco
de aquel adiós del canto.
ULTIMA THULE
Oímos retumbar los cascos del galope
cubriendo la llanura que se extiende
hasta donde se oculta el sol
y los relojes callan.
Felicidad, vorágine, inteligencia del mundo,
tibia obsesión en alas de sortilegios nuevos
sobre el sinfín de cárceles,
de resabios, de itinerarios, de leyendas
de un follaje inmensamente
dorado entre las ciencias penumbrosas.
Hace un alto el jinete, duda a los cuatro rumbos
y adivina el destino en azarosa encrucijada
hacia aquellas provincias
en que se inicia la locura.
El resto es pura oscuridad,
guarida de la muerte
La luz se filtra hasta el insomnio
por las hendijas de la puerta,
en cauta ceremonia imperdonable,
Afuera yace un cuerpo o suave castidad,
arrojada a los matorrales
en que ventean furias recelosas y ajadas.
RELATOS DEL FUTURO VIAJE
Se ha vivido de sueños, sólo sueños
y tan mala no ha sido esta demora:
si el corazón se parte y deja
abandonada una mitad,
¿no es mejor que perderlo todo?
Pero, a pesar: mi amor, mi patria, ¡gracias!
Si mis brazos, si mis puños sirven,
todavía pelearé, y si no –lo prometo, es juramento–,
los labios no se infamarán callados.
Lo haré porque aún creo
que mañana retornará el otoño
con los ojos amados contemplando otras cosas:
me llamarán y existiré entre ellas.
---o---
Hallarás una fuente a la izquierda del alma,
junto a cipreses fúnebres y pálidas dolencias,
empero no te acerques, por más que tengas sed.
Camina igual, en sepia, cuando ya es casi la oración
y una estrella incipiente reanuda vigilias:
encontrarás entonces otra fuente cuya agua
beberás vencido, sudado, agradecido,
bajo los arcos viudos de los sauces llorones.
Si te impiden pasar implorarás de nuevo.
Dirás: “Soy yo, el hijo del mal y del acíbar;
muero de sed, dadme agua, por favor, por favor…”
Se apiadarán de ti, te dejarán beber
y lo harás reclinado como lo hacen las bestias,
hasta que nada escuches y no te importe nada.
Cuando te alces habrá un sosiego infinito
y serás uno más entre los dioses y héroes,
que la niebla enmascara como a buques fantasmas.
ARS AMANDI
Por donde quiera que me huyas te sigo
y a veces nos hallamos y miramos,
pero hago mal en encontrarte,
pues si conforta el fuego amanecido,
hasta la carne quema el hielo del verano.
Espantoso castigo es éste
de hallar dolor en lo que se ama:
secreta fantasía, argucias de Juvencia
desde horizontes calcinados.
Reciente tenuidad de los delirios
que alejan y que exaltan.
Esta prisión no quiero pero es toda mi vida
y si a alguien lo asombran sus largos pasadizos
es porque ignora que el amante es más que humano
cuando está de rodillas y no tiene ataduras.
No crean que me escondo de mi sombra
ni que haya presagiado esta aridez
ante la que el placer pasa como un esquife distraído.
El canto con muchachas y señuelos
está muy lejos; Dios no existe y el honor fabula
y, sin embargo, la armonía
descascara suavísimas endechas
y una sonrisa alumbra entre las lágrimas.
Y el mundo se solaza y transita sus ruinas
con pasos de esperanza inmarcesible,
adherida a los pétalos
caídos de una floración antigua.
OASIS
Sobre el oasis brilla un beso anochecido,
bellamente ebrio como la promesa
de que un día las manos han de tomarse
aunque los dos estemos muertos.
El gran amor no se puede ocultar
ni es posible olvidarlo,
ni siquiera rozarlo con anhelos
(*) Fernando Sánchez Zinny: Nació en el barrio de Palermo (Buenos Aires, Argentina) en 1938. Es poeta, traductor, asesor y crítico literario. Fue secretario general de la revista Adventus entre 1968 y 1970, orientador de talleres sobre poesía, codirector de la Editorial Glaux entre 1967 y 1971, y de la Editorial Encuentro entre 1976 y 1978, en la que dirigió la colección Ritos, dedicada a la producción lírica. Comenzó su vinculación con el periodismo profesional en 1964, como libretista en Radio Provincia de Buenos Aires; tras cumplir funciones similares y de conducción de programas en otras emisoras, y de colaborar en diversas publicaciones, en 1971 ingreso a la redacción del diario La Nación, en la que permaneció hasta 2003, desempeñándose en el momento de su retiro como editorialista. Desde 1992 es miembro de número de la Academia Nacional de Periodismo, en la que ocupa el sillón José Hernández y de la que se desempeñó como director de publicaciones. Ha compilado, prologado y anotado obras, entre otros, de Bartolomé Mitre, José Antonio Wilde, Estanislao del Campo, Olegario V. Andrade y Robert Cunninghame Graham. Es autor de las letras del “Cielito de los Corrales”, música de Alejandro Distéfano, del “Cielo de Parque Patricios”, música de Selva Pérez y de “Décimas para una despedida”, música de Pancho Navarro. En el terreno de la investigación folklórica es autor de trabajos sobre el refranero y el vocabulario gauchesco, Gregorio Alvarez y el sentido de las antigüedades neuquinas, y la supervivencia de los idiomas aborígenes. Colaborador frecuente de “El rincón gaucho”, columna dedicada a ese tema en el diario La Nación y de otras publicaciones, lo aborda tanto en lo referido a cuestiones de erudición como evocativas y de carácter bibliográfico. Ha integrado, además, la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Escritores y es, en la actualidad, prosecretario de la Fundación Argentina para la Poesía. Es autor de varios libros de poesía, entre los cuales se menciona: “Ofrenda a los dioses fugaces” (Losada, 1968); “Renacimiento y otros poemas” (losada, 1971); “Segunda poesía” (confluencia, 1998); “Éxodo” (Dunken, 2000) y “Sombra adentro”. Merced a ellos obtuvo el Premio del Fondo Nacional de las Artes, la faja de honor de la SADE y el tercer premio de poesía de la ciudad de Buenos Aires.
1 comentario:
EL CAMPO, EL DOJO
LA SOLEDAD, LA MONTAÑA
NOS ACERCAN.
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