POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 101/2007
“Trascender o ir más allá es para muchos
poetas, el vínculo con lo inexpresable. Lo
inexpresable ya no existe en la poesía. Ese
concepto desaparece al concretarse
el poema....”
Arturo Francisco Ríos
Poeta invitado: JULIO BEPRÉ (*)
Del libro inédito “Historia del instante”
ESCUCHAR ES SABER
Escuchar es saber que con alguien dialogo.
¿Adónde vas entonces con tanta absurda prisa?
Algunos ya te vieron y un gallardo querube
aguarda con paciencia a unos pocos metros.
(La vida se me escapa como el instante al día
y he sufrido hasta hoy el peso de mi sombra).
HAY UN RIGOR EXTREMO
Hay un rigor extremo en esta hora última
porque prodiga vértigo e innecesaria duda.
Retengo cada imagen y sin premura miro
aquel fulgor vecino, una cierta distancia
y el llamado que ansío desde hace largo tiempo.
Existe una belleza rotunda que sorprende
y anega con un don a veces no aceptado.
El viento vuelve ya, roza mi rostro y cauto
enseguida concibe la danza de unos árboles.
Este hoy es misterio adentrado en el año
llenándose de aromas y de incautos colores.
Resucita los restos de una antigua alegría
y nos hace olvidar una nueva zozobra.
PUERTA ESTRECHA
Encarnada y actual
o tal vez antigua e ilusoria
una tensión se muestra
en tus labios aún quietos.
Indigente te acerca algún respiro
este tiempo cubierto de fatiga.
Y avistas todo con benévolo apuro
bajo este cielo de cárdeno color.
Pero espera porque nada concluye.
No lleves nunca una mirada airosa
y no cruces jamás por la puerta más ancha.
La estatua es de sal y en su acecho continuo
la sed vendrá segura hasta tu ser.
Recuerda que la muerte se niega con la vida.
QUIZÁ LAS COSAS
Quizá las cosas guardan un solitario nombre
y un llamado esperado en la estación tardía
cuando tu imagen veo bajo un árbol frondoso
e inquieta la memoria desecha cada olvido.
Pero hasta hoy ofrece su castidad la luz
en este año incipiente de lluvias jubilosas.
Es así el movimiento encerrado en la vida
al negar el apremio de algún dios disoluto.
Y es un misterio el aire y el planeo de un pájaro
en esta latitud donde se acaba el mundo.
Las noches se suceden hastiadas del verano
y complacidas rondan las horas de molicie.
Y el limonero allí y el cielo que contempla
maravillado el paso de los días de infancia.
SI ESA SUTIL PALABRA
Si esa sutil palabra no fuera proferida
y los labios guardaran la incógnita de siempre
caería el prodigio de las lluvias de enero,
la lucha de las horas ceñidas en el siglo
y algún dolor difuso al recordar un rostro.
Y si hay odio se vive una niebla infinita
porque un color agudo ingresa en cada ojo
y una existencia ofrece pero nada define.
Convertirse en recuerdo y todavía menos:
angostarse hasta ser como una voz jadeante
en un sinuoso día donde todo es distinto.
SIEMPRE HAY ALGO
Siempre hay algo que excede y nos conduce
hacia aquel todavía que una vez penetró
en cada sien y apretó con rigor cada brazo.
Un anuncio arriesgado ha llegado a mis ojos
y un cálculo severo de cada acontecer
en la débil y diaria progresión de la vida.
Difícil es sentir desde un último anhelo
y saber que no aprisiona más esa común pavura
escondida en la voz que sigue a mi silencio.
Ahora apenas tengo algunos escarceos
de frente a la embriaguez solitaria del aire.
Pero vivo este instante y aún me reconozco
porque perdura en él aquello que se ha ido.
SOBRADAMENTE SÉ
Sobradamente sé que no existe abandono
y necesaria tengo para mí esta paciencia.
Miro la noche cuando se rinde al día
en medio de un intenso gorjeo matutino.
El cielo se avecina en algunos momentos
y toma ese matiz del ensueño celeste.
Vivo una gracia plena y alcanzo esta alegría
y vengo y voy y busco al caminar las horas.
Aquí estoy y me hablo o tal vez enmudezco.
QUIZÁ UN INICIO
Quizá un inicio anhela sin apuro ni término
aunque se cierre su alma en la vecina duda.
Enrarecido sueña huyendo de sí mismo
y su día entumece la claridad del agua.
El rápido espejeo del cristal se hace sombra
colmando cada espacio, un suceso, la voz.
Alucinado busca y no logra un sentido
pero ya no lo apena este acecho final.
SÚBITO ROCE
Siento cómo se empequeñece el día
al crecer un antes olvidado.
La gracia de un pasado amor
acerca la esperada pregunta.
Y es simple este suceso. Sé además
de su inicio y su final distante.
Escucho a quien algo refiere
pero a todos ofrezco la frescura del agua,
la quietud vespertina,
y un apacible sueño donde se unen
el arco iris y el asombro de un niño.
Miro ahora hacia arriba y atrapo cada imagen.
De las ramas de los árboles cercanos
surgen oleadas de luz, cegadoras saetas
y este súbito roce de un instante perpetuo.
(*) Julio Bepré: nació en Córdoba, (Argentina) en 1945. Abogado. Fue docente en la UBA. y Secretario General de la desaparecida Fundación Argentina para la Poesía donde dirigió sus publicaciones. Integra varias antologías y ha colaborado en publicaciones del país y del exterior. Ha realizado distintas traducciones de poetas italianos del siglo XX y ha sido traducido a dicha lengua. Ha publicado los siguientes libros: "Año del inicio – El día y la advertencia" (1974), "Rastro de la proximidad" (1981), "Ráfaga o sueño" (1984), "Persistencia" (1985), "Nacer de olvido" (1988), "Demora en el mundo" (1990), "Antología breve" (1991), "El mar es una sed" (1992), "Palabra de mi boca" (1993), "No hay día sin noche" (1996), "Callejón de salida" (2000), "Antología breve" (Traducción al italiano de María Spagnuolo) – (Caserta, Italia, 2001), "Andante inmoderato" (2002), "Caducidad de la sombra" (2005), y "Arraigo Inasible" (2007).Tiene obra ensayística, narrativa y crítica.
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