viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 23 - Carlos Barbarito

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 23/2006





“Creo que un poeta debe ser juzgado

por lo que hace con sus temas,

no por cuales son sus temas…

La poesía no es una pintura en aerosol

que se usa para cubrir objetos elegidos.

Escribir un poema, es siempre un hecho positivo.”

Philip Larkin







Poeta invitado: CARLOS BARBARITO (*)



UN FUEGO GRIEGO




(Los poemas aquí reproducidos son inéditos y fueron reunidos especialmente para Poemanía por el autor. Fueron escritos entre 2004 y 2006.)





Ella: una mano en el agua de una fuente...



Ella: una mano en el agua de una fuente,
en la otra mano, una flor blanca (en un ángulo,
arriba, un cielo límpido, lleno
de ligeras criaturas que no se ven
pero se presienten). ¿Una ilusión,
una fotografía perdida que aún recuerdo?
Pienso ahora en un menstruo
que ya no purifica
y en una hierba que se quema,
lejos, muy lejos.



(Balthus, Thérèse Rêvant , 1938, a Delphine Eggly )



Del mundo sólo conozco un nombre.

Sombra de luz sobre fugaces ecos.

Espejo puesto en lo más profundo del suburbio

para que en él se miren

los que huérfanos de piedad

se sientan cada noche entre pajas, detritus.

¿Qué dicen ese nombre, esa sombra,

ese espejo? Tal vez deseo, máscara quemada,

signos de vida contra arenas, lastimaduras,

tijeras que cortan la soga

que ata a la criatura con su roto animal

bajo la lluvia. ¿Con qué sueña ahora,

con anémonas, corales,

perdidos puertos donde esperan,

confiados, los niños, los ignotos, los desnudos?





(María Gracia Subercaseaux, Espejo)



Los ojos abiertos, cuando está oscuro,

los ojos cerrados, cuando estalla

el relámpago. ¿Qué

falla en el instante puro,

en la instancia más abierta y destilada?

No somos polvo ni hierba.

Y lo somos, aunque entremos al mar

y, entre olas, sepamos

que allá abajo hay plantas y peces.

¿Quién instaló muerte,

azar? ¿Quién puso llama

en el extremo de la vela,

bestias cabeza abajo,

dolor en el dolor?

¿Es todo cuanto podemos decir?

¿Y esa que, desnuda,

al pie de una cama

con sábanas revueltas,

a sí misma se contempla?






Ella se desviste frente a un espejo....



Ella se desviste frente a un espejo.

Desnuda, en otro instante

de su existencia de baya

que madura para la muerte y el deseo,

parece resignarse al eterno juego

que alterna los días y las noches,

trae mayo después de abril,

lleva y quita las aguas de las playas,

da vida y mata a cada cual,

no importa si sintió miedo con cada relámpago,

anduvo por húmedos caminos

o durmió bajo cielos siempre en fuga.

Y sin embargo, afuera,

en lo profundo de la tierra, en plena mañana,

una oscura ciega criatura del crepúsculo

cava con sus uñas hacia arriba,

un súbito viento tira abajo

la cortina que separa al público de la escena,

un árbol incendiado atrae a las bandadas

que al fuego una tras otra se precipitan

y encuentran belleza en las llamas.





La amada le dice algo al amante en el oído...



La amada le dice algo al amante en el oído.

El amante le responde con una sonrisa.

La escena transcurre lejos, tanto que parece que la soñáramos.

Tal vez la soñamos mientras afuera es de noche

y en todas partes se abren ojos que fosforecen.

Sueño o no, tiene que haber una casa

donde ellos habitan como habita en ellos el deseo.

Creo adivinar qué le dice la amada al amante.

Palabras que harían huir a Dios si las pudiese oír

y atraería a los dioses como moscas a la miel.

Pero fuera de ellos ninguno es digno de esas palabras.

Nadie, excepto ellos, es digno de habitar esa casa.







(Tina Modotti fotografiada desnuda por Edward Weston, 1924)





Se nutre de luz y silencio, expuesta

y frágil y poderosa. Está viva

todavía, vivo su sexo. Y no hay miedo,

el agua corre abajo, por túneles,

hacia una boca con sed, imperiosa.

Nada la vigila, ni traiciona,

nadie puede ya negarla ni negar la tierra.

Ella fue ojo, ahora es mirada

y lo que mira ya no está sucio,

no repugna, encuentra equilibrio,

espacio, se deshace en espumas

y se rehace en música.

Y cuanto lastimó ahora abriga, consuela.





(*) Carlos Barbarito: Nació en Pergamino (provincia de Buenos Aires) Argentina, en 1955. Su obra comprende libros de poesía y de crítica de artes plásticas. En el primero de los géneros citados, publicó: “Poesía quebrada”; “Teatro de lirios”; “Éxodos y trenes”; “Páginas del poeta flaco”; “Caballos y otros poemas”; “Parte de entrañas”; “Bestiario de amor”; “Viga bajo el agua”; “Meninas/Desnudo y la máscara”; “El peso de los días”; “La luz y alguna cosa”; “Desnuda materia”, “La orilla desierta”; “Piedra encerrada en piedra y Figuras de ojo y sombras”. En crítica de artes plásticas editó: Acerca de las vanguardias, en Arte argentino siglo XX, y Roberto Aizenberg. Diálogos con Carlos Barbarito. Son varias las antologías que recogen su obra poética. Entre las distinciones obtenidas por el autor figuran: Premio Fundación Alejandro González Gattone, Premio Fondo Nacional de las Artes, Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía, Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, Premio César Tiempo, Premio Raúl Gustavo Aguirre de SADE, Menciones de Honor Leopoldo Marechal y Carlos Alberto Débole, Gran Premio Libertad, Premio Francisco López Merino, Premio Hespérides, Premio Iparragirre en España, y Mención Plural de México. Figura en el Diccionario de autores argentinos y en el Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española, editado en CD. Sus artículos, ensayos y demás textos fueron publicados en diarios, revistas y páginas de Internet del país y de Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico, México, Nicaragua, Estados Unidos, España, Portugal, Alemania, Reino Unido, Suecia, Rumania, Alemania e Italia. Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés, al francés, al portugués y al holandés. Es miembro del Consejo Editorial de la revista Matérika de San José de Costa Rica e integra el staff de Los noveles y Ars Creatio. En la actualidad reside en la localidad bonaerense de Muñiz.

2 comentarios:

pdv dijo...

Apreciado editor, Piero De Vicari: tuve el placer de conocer su excelente "Poemanía" gracias a mi amigo, el poeta argentino Carlos Barbarito.
Sería un honor para mí que usted aceptara mis poemas para una edición futura de Poemanía. Es por ello que le adjunto un archivo con una selección de mis trabajos, incluyendo mi CV actualizado.
Desde ya, le agradezco del modo más personal la atención brindada a mi propuesta.
Cordialmente,

Luis Benítez,
desde Buenos Aires

pdv dijo...

Piero, gracias. Ya voló Poemanía a cientos de personas de todas partes. Un abrazo.

Carlos
Barbarito