viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 105 - Edna Pozzi

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 105/2007





“La palabra escrita no muere.

Allí está esperando, esperando....

a lo sumo, los muertos son

los que no la buscan y resucitados

los que la encuentran...”



Gilberto Carrizo









Poeta invitada: EDNA POZZI (*)





Razones



Poema XIII



Soy como la que fui, como el pasado soy Teresa

En la calle me bendicen y besan el borde de mi falda

Mi abuela corta panes de salvia para alimentarme

En los pasillos de los claustros camino lentamente

dejando gotas de sangre

Soy como la que fui, santificada en fortaleza y alegría

Uso un idioma delicado reservado a los ángeles

que en tropel me acosan y a veces me iluminan

Soy la riqueza y el esplendor de Dios

La mujer de las moradas profundas, del encuentro y el goce

Soy como la que fui, la inaccesible roca

la resucitada



Soy la que te ha engendrado para que vivas un instante

y me hables del amor pequeñísimo y frágil

que no puede entrar en mi casa

y grita inútilmente en las calles con estridente voz

Soy la vigilia y la perfección del consuelo

quien cerrará tus ojos y cubrirá con mantas

tu cuerpo desnudo

Soy como la que fui, el laberinto, la extraña

que en el pasado dijo amarte

soy apenas Teresa, la puerta de la clausura

el amor terrenal más valiente y gozoso

Soy lo que resta de la pérdida atroz

lo que no acaba nunca



Soy este triste tibio triste corazón desolado









Después de Octubre



La calidad de este amor es como un saxo a las dos de la mañana

cuando uno regresa del hospital de ver a un amigo enfermo

ya no hay esquinas ni lluvia ni música donde descansar del espanto

La plenitud de este amor

es como esa persistencia del saxo quejándose entre las ruinas

un lamento completo

donde la belleza huye con pies ensangrentados

Lo sombrío de este amor

es que alguien lo recogió del rostro de mujeres antiguas

mujeres amadas y perdidas

porque necesitaba todos los niveles del deseo para que el saxo sonara

en los cuerpos

cosiera con agujas de plata la dimensión de la tristeza

Lo horrible de este amor

es que no conoce la muerte

ni suplica por sus penas

y uno se mira las uñas y se pregunta de dónde este amor

si en el tiempo de una saxo doliente

o apenas en la fugaz y oscura melodía

Lo ceniciento de este amor

es que no se pinta los labios con pétalos de rosa

ni se viste con colores brillantes

es como un perro abandonado en los rincones

gimiendo de puro desamparo

y un siente que debe acariciarlo

antes que huya atravesando las paredes

llevándose la música y la gloria del día

y el día de mañana

tan seguramente amanecido con su sol y sus gladiolos rojos

Lo extraño de este amor es que ayer nomás

peleaba en Octubre con las feroces lilas y los lagartos

y hoy mira como pidiendo perdón

un sonido agudo, maltrecho

pero finísimo, algo entre cristales

como quien deja un cántaro de agua en un jardín desolado

como quien no sabe nombrarlo

pero sí sabe que había un nombre antiguo

los pies descalzos sobre la tierra muerta

y ese nombre es como un arco de plata, un hilo delgado y frío

y entonces uno se deja caer en ese amor

se lo lleva hasta los labios

lo esconde entre sus ropas

y abre los ojos para que ese amor huyente

se quede un instante más

como la última nota de un saxo a las dos de la mañana.





La tierra



Si mamá viniera a bailar conmigo

ahora que tocan la canción de las lilas

entonces sentiría otra vez su rostro joven

rozando mis mejillas

y no pensaría en la tos ni en el jadeo arduo

de los pulmones

pero hay demasiados mares y piedras en la noche

para estas rosas de octubre

y es preferible dejarla quieta en su tumba

allí donde el baile está vedado

y yo soy sólo un trozo de hielo

la vieja niña vieja

agitando pañuelos de lino

para limpiar el polvo y la madera

el piso de roble cepillado

donde tal vez le hubiera gustado bailar

tocando apenas con zapatos de raso

la verde oscura infame tierra

que la contiene


Detrás de los finales

VII
El poema séptimo viene de combatir entre los lobos

y los oscuros habitantes del desastre

El poema séptimo encontró una casa fragmentada

en miles de astillas, como si alguien hubiera vivido allí demasiado

tiempo

El poema séptimo caminó las tumbas de los pequeños seres

que nos amaron, de a ratos, entre panes dorados y sábanas limpias

Con esos trémulos visitantes del recuerdo

el poema séptimo trató de aferrarse a lo insignificante

a lo que no puede ser disputado, enrarecido por el aire

de las flores secas abandonadas en un jarrón azul

El poema séptimo tiene las piernas rotas

De rodillas y aun herido, se mueve hasta el portón herrumbrado

de la casa mayor. De las montañas de basura

recoge el cadáver de un pájaro y una carta quemada

Desde esa tristeza el poema séptimo te nombra

como si fuera la enjoyada palabra de un alquimista

un juglar infante y perverso hablando del amor

y de otras atrocidades







Amor del triste


Te amo como se aman ciertas cosas oscuras.

Neruda



En los nidos de los buitres están mis manos

He cruzado los mares, las tardes cenicientas de tango y vaso ásperos

aquí en el Sur

He cruzado el amor, lo he dejado detrás

desnudo y vulnerable, con sus pétalos de cenizas y de labios rojos

He caminado el pan, la fiebre, la sonrisa del hijo

los claros navegantes que se esfuman en el atardecer

como si tuvieran un contorno celeste, de lápiz infantil

He cruzado la fealdad y los muertos terribles

de antiguos poemas respirando por lástima y desprecio

He ido y venido de mi cuerpo, extendido mi piel

y cerrado mis ojos para el golpe y la caricia

-y siempre la costumbre de estar de más

ocupando una casa que estaba reservada para los impuros-

He cruzado palabras como plumas o violetas mojadas

como reinas o putas tristes las palabras

con su cuello de encaje y el labio tenso por el esfuerzo

de dejarme caer, morir de a ratos sobre jabones o noticias del canto

He cruzado estaciones con sus trenes de ácido

y madera

me he ido como un paria con los zapatos rotos

y el atadito de boas y muñecas de plástico

He cruzado el amor de un hombre inmenso

que se inclinaba para mirarme

cuando tenía cinco años

y me hablaba de un país de castillos azulverdes

donde tendría vestiduras de satén

y una coronita de jazmines.



Vengo de mariposas negras, de lutos, de festines

de llorar en las lágrimas ajenas

de ser el otro, el descastado, el miserable

el sin palabras

Vengo de amores como baratijas

ofrecidos por una moneda, un pequeño reparo en la tarde

un plato de comida

Vengo de ser violada, de sorberme la sangre de las piernas

de subir escaleras de la cárcel

de ser cuerpo y razón inteligencia y mísera esperanza

Vengo de argumentar con la gente del mal

de hacer revoluciones, panfletos, discursos de mandioca

para dar aliento y sostén de los huesos

Vengo de ser desconocida entre los bellos y los puros

poetas de las lágrimas celestes

Vengo de ser vendida cabello por cabello

palabra tras palabra como una hoja seca

o un otoño de ruindad y silencio

Vengo de todos los suicidios, de la traición, de la torpe mentira

y también del pistilo de una azucena, del esplendor dorado

de la pobre azucena

Vengo de la palabra muerte y de la palabra Juan

y de la palabra “tampoco volverás esta noche”

Vengo de octubre, de respirar octubre, de ser octubre

Engendrando lilas de hierro sobre el pecho cansado

Por eso en los nidos de los buitres están mis manos

Hasta allí he llegado, tristísimo amor

amor de lápida y de sombra, de rosa innecesaria

amor de silencio y de fatiga, despidiéndose

anudando mi cuello con sogas de jacintos

el pobre amor trepando la alta montaña

para encontrar mis manos en los nidos del buitre



Oscuro amor, cerrada tarde de la agonía

Miserable señor, pedacito de lumbre

con su cintura rota en la noche que llega

cruzando donde nadie cruzó

donde fuimos más anchos que la anchura

del mar



Oscuro amor, pequeño de pies cansados

entre hierbajos y latas vacías

pequeño amor subiendo cerros del color de la sangre

y las inmensas alas de una pájaro

dobladas sobre el pecho

allí donde termina el viaje



Allí donde opresión y nostalgia

para el infante de raso gris

que nunca nacerá

Nunca nombrando la palabra nunca

Nunca diciendo

Mi corazón de plumas era el que te arrullaba.







La niña en el columpio



En cada atardecer

el hombre baja las escaleras de su casa

y se sienta en el parque a esperar las estrellas

En el parque hay una niña columpiándose

y en cada movimiento su cuerpo de cinco años

cubierto con un vestido blanco

traza rayas de luz en el crepúsculo

El hombre ve el resplandor

la finura exacta de la luz

pero sus ojos detenidos en la estrella más lejana

vislumbran la otra niña

la que en Oxipur o Calibán

está balanceándose en un columpio

con un vestido blanco bordado de flores amarillas

Las niñas no se conocen

pero el hombre sabe que el universo

es así de preciso y bello e inútil

Quisiera quedarse en el parque

escuchando el ruido del columpio

pero trepa las escaleras de su casa

donde lo esperan dioses oscuros y pequeños

dioses con olor a pena y a rocío

y a pan recién horneado

y a corazones rotos







(*) Edna Pozzi: poeta y prosista nacida en Pergamino (Buenos Aires, Argentina) en 1926. Su obra abarca, entre otros títulos, "Tiempo para decir llorando", "Señales para Gustavo", "La razón más impura", "Ella dijo algo fantástico", "De mala muerte", "Palabras que me salven se la muerte", "Ferocidad de la memoria", "Cantata a Alejandro", "La madre", "Ana de fin de año", "La última palabra no la tiene la muerte", "Alabanza del triste de furor", "El libro de Javier", "Cercanías de Adolfo De Ferrari", "Balada de fin de siglo" (en colaboración), "Mas no estorbes la música" y "La canción de Fidela" (Summa poética) todos de poesía. En novela ha publicado "Las ruinas de la infancia", "El lento rostro de la inocencia" y "El ruido del viento". Antología crítica: Alejandro González Gattone y Escrito en la arena, reunión de artículos periodísticos, notas y comentarios bibliográficos. Su obra poética completa (1969-2000) fue publicada en el año 2000, como Tomo I de su obra completa que incluye además de poesía, narrativa y ensayo. Sus obras han sido reiteradamente galardonadas en el país y en el extranjero. Sus novelas han sido distinguidas con el Primer Premio del Certamen Bienal de Novela de la Unión Carbide Argentina, el Premio Emece, el Primer Premio de Novela del Fondo Nacional de las Artes y sus cuentos con el Premio Eduardo Mallea de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires y el Primer Premio Avon con al mujer en las Letras, 1995. Periodista, conferencista, ha desarrollado una intensa actividad como difusora de cultura y en los movimientos feministas. En 1986 se le otorgó el Premio Alicia Moreau de Justo a las cien mujeres más destacadas del país.En 1996, recibe el gran Premio de Honor de Poesía de la Provincia de Buenos Aires. En 1997, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, la elige como la mujer mas destacada en el año de cultura en territorio provincial. En 1998, el Honorable Congreso de la Nación declara de interés cultural y parlamentario su obra completa y el rinde homenaje por su aporte al pensamiento y por su producción literaria en poesía y narrativa. En el año 2001, recibe del Congreso de la Nación la distinción como “mejor notable argentina”. Le otorgan el Gran Premio de honor de la Fundación Argentina para la Poesía 2004 y el mismo años resulta finalista con Los Maderos de San Juan del Premio Clarín Novela con un Jurado constituido por Ángeles Mastretta, Antonio Skármeta y Andrés Rivera. Con Ana D`Anna como interprete y compositora, edito el disco Cuando cantamos, y en el año 2003, la actriz Norma Aleandro leyó sus poemas en un CD, Ofrenda. En la colección Summa poética de ediciones Vinciguerra, un disco compacto recoge su voz junto a la de otros autores.

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