POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 6/2006
“Un poema es como un perro con rabia,
no escoge su víctima, muerde al que se le presenta... ”
Manuel del Cabral
Poeta invitado: ALBERTO DARÍO VALENZUELA (*)
ARTIFICIOS
Sobre una amarga ausencia
llovió diciembre una vez más
sobre los ojos.
Rabioso el aire nupcial
de la plegaria
se alzó el instante ínfimo
de la noche,
y fue palabra el dolor
de tanta gente.
La inconsciencia
vistió una vez más su máscara de muerte,
cabalgó sobre el instinto
de los cuerpos,
esperó su momento fatal
de la razón dormida
y parió el espanto
artificial sobre la noche.
Mojó el infame
su espada de fuego
en la inocencia que dormía
sobre el piso irracional
de la locura,
y fue feroz su filo
arrancando
el alma
de los pequeños cuerpos.
La noche,
entre campanadas de espanto
anunciaba su fin a las doce,
la inconsciencia
hastiada de muertes
dejó caer su espada
de humo y de miseria
por última vez
sobre el racimo
de cuerpos mutilados.
Llovía diciembre una vez más
sobre los ojos,
para algunos comenzaría el nuevo día
reconociendo el día final
en la ausencia
de las almas
desterradas del infierno.
SALMOS DEL VIENTO
(fragmento)
La vieja parca murmura
salmos del viento
sobre los cristales rotos.
Dividida desangra sus instantes
en el suelo
lo que fue una rosa,
abraza el agua
el pie descalzo
de la amada
y se desdibujan
los versos del amado.
Mientras de azul
se viste en una hoja blanca
el destino.
Trepado a la ventana
estalla el soberano
en las entrañas de los vidrios.
En las manos blancas
dos pétalos descansan
sus mañanas.
Revive la esperanza
de ser rosa otra vez,
la rosa.
CANTO A LA VIDA
(fragmento)
Tengo una esperanza sin nombre
bajo el ala sumisa de mis sienes,
la voluntad suprema de los versos corriendo por mis venas,
tres flores nuevas
entre mil rosas marchitas
encendiendo los vuelos
de una rima.
Tengo el manso vuelo
de una palabra solitaria,
un blanco espacio sin tiempo
entre surcos fértiles
del pretérito sin nombre.
Tengo la tinta presta
cantando todavía,
una fe dormida entre altares rotos,
una canción de cuna amaneciendo,
tres flores nuevas
entre mis rosas marchitas
fecundando el cosmos de una estrofa…
VERSOS DE ARENA
(Poema II)
El color del verano
tiñe los instantes viejos
de memoria.
Cabalga la figura tiesa
del año vencido
un amanecer nuevo
y canto,
a la desnudez del alma
al oído soberano
de los días,
a la estupidez infinita
del soberbio,
a la muerte sacral
de los que creen,
al desierto inmortal
de la justicia.
El color del verano
tiñe instantes viejos
de memoria,
medio vaso lleno
basta para retornar
a veces
a mi credo,
y canto
a la arena finita
del ocio entre los días,
al amor que ya no sangra
entre las manos,
a la mitad buena
que en algún lugar
del ser descansa.
(*) Alberto Darío Valenzuela: nació en San Nicolás (provincia de Buenos Aires, República Argentina) en 1966. Profesor de Filosofía, Psicología y Pedagogía. Estudiante avanzado del Profesorado de Lengua y Literatura. Por su poesía obtuvo diversos galardones literarios. Publicó el libro de poemas “El árbol dormido” (Yaguaron Ediciones, 2005) . Reside en su ciudad natal.
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