Poemania Nº 10 - Andrés del Pozo

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 10/2006





“…aceite funeral de doble filo,

cotidiano sudario del poeta,

cada poema esparce sobre el mundo

el agrio cereal de la agonía.”

Alvaro Mutis





Poeta invitado: ANDRÉS del POZO (*)





SONATA FLUVIAL EN TRES MOVIMIENTOS





Raíz del tronco verde ¿quién la arranca?

Luis Cernuda



I



Un éxtasis de junco en aguas vivas,

un delirio de pájaro errabundo,

vuelcan su luz clarísima

en el río apacible de mis días oscuros.

Y el alma enajenada, como una golondrina,

asciende en esa luz a su lento crepúsculo.



En heredad de nubes y altos cielos

- playa de espejo en bellas claridades –,

vivo el dulce sosiego

de este río de luz en verdes litorales;

rico de paz humilde, de inocencia de trébol,

y del cielo púrpura que entristece las tardes.



Mírame en esta luz iluminado.

Mírame en la embriaguez de los colores

en el pálido ocaso.

Descienden ya las sombras con apagadas voces.

Como un grillo escondido doy la chispa de un canto,

y es una melodía que ilumina la noche.





II





¡Oh, ruiseñor de juncos de afinada cintura!

Mi sangre corrobora la herencia de tus venas:

tu cítara de espumas,

tu lengua volandera.

Raíces de mi sangre te buscan y te encuentran

en la canción de cuna de mástiles y velas.



Volad pájaros, días , nubes, tiempo perdido,

a los aires y al viento, al viento de este río.



Yo vengo de tus noches con copas y guitarras,

de las noches de un pueblo con ponchos y barajas.

Hoy regreso a tus brazos de crótalos y arenas

a despertar los nidos que duermen en tu bosque.

Al río de mis cantos descienden tus estrellas,

y en resplandor de aljibe te llevo hasta en mi nombre.



Volad pájaros, días, nubes, tiempo perdido,

a los aires y al viento, al viento de este río.



Memorias de tus aguas sacuden mis maderas,

y estoy, como los muelles, atado a tu destino.

La lanza de mi abuelo, que se batió en Cepeda,

fue una recia tacuara que maduró en tus selvas.

Raíces de mi sangre te buscan y te encuentran

en la canción de cuna de mástiles y velas.





III





Mi vida recupera lo que ha borrado el tiempo:

los rostros, la mirada, la sombra de mis muertos.

Alzo su cruz, su sangre y su destino,

y en sus menguadas fuentes renazco y me alimento.



En dura piedra escribo

su vocación de zambas y vihuelas,

y en plenitud de amor llevo conmigo

su estatura moral y permanencia.

No; no podrán amortajar los ríos,

ni enmudecer los árboles talados.

Prolongando en la tierra sus latidos,

los oscuros muñones dialogan con los astros.



Convocando chingolos y ganados,

me llaman y me nombran las voces de los muertos.

Yo recojo su sangre y su abolengo;

su potestad de grillos y jilgueros

en mareas de luz y cauces subterráneos.

Yo levanto su voz y la proclamo

en su jurisdicción de pampas y caballos.



Quiero acunar su sombra entre mis brazos,

abroquelado en llanto y sal de su vigilia.

Quiero aventar sus sueños como un montón de pájaros,

y renacer cantando de escombros y cenizas

en la voz de este río que adormece sus párpados.

¡Oh muertos de mi sangre que duermen en su orilla

su sueño melancólico de musgos y lloviznas!



No; no podrán amortajar los ríos,

ni enmudecer los árboles talados.

Prolongando en la tierra sus latidos,

los oscuros muñones dialogan con los astros.







(*) Andrés del Pozo: Nació en San Nicolás (provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1905 y falleció en su ciudad natal, en 1962. Escribano de profesión, se dedicó a la poesía con el mismo ímpetu y devoción. Fue miembro fundador del Grupo Bonaerense “Arroyo del Medio” de gran actividad literaria en la década de 1940, y de la Asociación Cultural “RUMBO” de San Nicolás. Editó los libros de poemas “La Fuente” (Editorial Tor, 1931); “Las Ternuras” (Porther Hnos, 1935); “Arco de horizonte” (Porther Hnos., 1942); “Luna y jagüel” (Porther Hnos, 1944); “Mensaje de viento y sol” (Ediciones del Curupí, 1948); “Este río hechizado” (Ediciones del Curupí, 1957). Asimismo prologó y antologó el libro “Vidriera de la última poesía argentina” (Ediciones Fragua, 1937). En forma póstuma, se editó su libro en prosa “El país del alba. Luz y sombra de los días perdidos” (Rapigraf, 1981). Recibió numerosos premios por su labor poética, siendo sus textos publicados por diarios como “La Nación”, “La Prensa”, “Clarín” y revistas como “El Hogar” y “Caras y Caretas”. Sobre su obra se refirieron con conceptos elogiosos, autores de la talla de Juana de Ibarbouru, José Pedroni, Horacio Rega Molina, Juan L. Ortiz, Fermín Estrella Gutiérrez, Vicente Barbieri, Leónidas Barletta, Alfonso Reyes, Felipe Aldana Piazza, Alfredo Palacios, Roberto Giusti, Arturo Capdevila, Ricardo Rojas, Alfredo Bufano, entre otros.