viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nª 227 - Adriano Corrales

POEMANÍA



la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 227/2010



“¿Cómo le será permitido al poeta equivocarse, cuando su naturaleza y su destino

han sido colocados en el sitio más destacado del mundo?

Thomas Mann









Poeta invitado: ADRIANO CORRALES (*)





I



Entre el mar y la montaña

la memoria



Entre la montaña y el mar

el olvido



Entre la mar y el monte

este silbido







(Del libro Tranvía Negro, Ediciones Alambique, 1995)









CARTA A LA ESPOSA



hablame como siempre / decí

que me querés / ¿soy en tu vida

remordimiento?



Juan Gelman



Estoy sentadito en un banco de niebla

pensándote conversándote extraviado

conversándome pensándome cautivo

separado de vos por la lluvia

el enjambre de cipreses

la punzada de la tarde



aquí reinventándome la fantasmagoría de las palabras

la magia del trance vértebra tras vértebra

en la piel de la herida perpetua la posibilidad del vuelo

pajarito / machete

que volás con mi muerte alrededor de la mesa

al acorde de las horas



intento un gesto para tu cabello de lentejuelas

rostro de cristal azul

para tu voz adormecida en el teléfono

intento un desabroche del duelo en la cintura de tus ángeles

espuelita de mango en la noche de gangoche

para patrullar mis cementerios



intento pero retrocedo intento en el mangle de tu deseo

litoral encrespado por el temporal de tu vientre

ola que rueda y muere y rueda por todo el universo

espera la luz del encuentro en el fragor de los cuerpos

dentro de tu sexo de astros empapado por la semilla de polvo

la nieve amarilla del tiempo



retrocedo pero intento retrocedo cisne calcinado en los abetos

canto de rosario de reyes destronados estrella del sur palma venus

cascada de más estrellas astros estrellas que persigo

para descubrir nuestro pesebre sin mulas ni bueyes sino musgo hierba seca

ciudad fragmentada de los diciembres



rehuyo entonces pero peleo rehuyo

empapelo las paredes con estos ideogramas

parpadeos gritos contraespalda caballo desbocado

en tu falda salto lanza salto

caigo

viacrucis de luciérnagas vasos botellas velas apagándose

cristus rotos

vírgenes guardadas en anaqueles con azafrán de medianoche

olor a azufre sudor hierbabuena pasos en la otra habitación de arena

golpeo finta golpeo finta

paredes de humo

puertas de avena

golpea bajo golpean arriba golpeamos en el centro

sombras en la caverna me llevan

caigo

caigo

caigo

caído

mi descanso es una camilla sin descanso una camilla de niebla



no descanso los miércoles ni los sábados

tu santo es mi santo grial mirasol en el portal en el oratorio

en el altar de flores papel crepé con su mantelito de gamuza

mirame como rezo en tus rodillas me poso nuevamente en tus pechos

beso tus manos tus ventanas tus pies beso todo tu cuerpo

lo beso en la noche del milagro

paseo por tu jardín de alucinaciones con riesgo me incendio

paseo pero el milagro no sucede

sucedo fuego transparente interno externo

no me digás que sos arrepentimiento



decíme que me querés pero no en tus secretos

en tus viajes de notas muertas en tus cadáveres

no por teléfono decíme que me querés

como en aquél pueblo donde ahora dibujo incinero manoteo

detallo una vez más tus pechos tus volteretas en la almohada del silencio

para no despertar a la niña que llevabas por dentro

dormida a nuestro lado

decímelo suavemente ¿tenés remordimiento?

para ser como soy palabra de mis palabras

aguacero del recuerdo pasadizo de lo venidero

fantasma de tus desvelos ¿no me lo decís?



por construirme un hogar de palo en la selva de mis quimeras

un tálamo de viento en los devaneos del verso

almohadones de chocolate sábanas de menta

con tu nena en el escaparate o en la mesa del domingo

con mi desayuno a cuestas ¿no me lo decís?





no me digás qué somos: ¿remordimiento?

sino qué seremos en esta avenida de ausencias

palomita de mi tristeza más oblicua

aguatera de mis fiestas de ceniza

qué seremos si esto somos: remordido remordimiento





abríme con tus decires para poder contarte mis insomnios

caminatas por la hierba

ronda en la madrugada de tus ecos

abríme con tu abrealmas para contarte más de cerca

cómo me caigo por dentro y peleo intento rehuyo peleo

pellizcando las noches para no recibir más que miradas

soliloquios de mi sangre donde me vierto

cerrame pues para no abrirte mis senderos de incienso

alumbrados apenas por tus ojos tus dedos de lucero

cerrame partera del barro poneme unos barrotes

pero decíme cómo seremos

si no me decís que me querés qué soy en tu vida

¿algo más que remordimiento? ¿algo más?



cerrame pues como la madrugada que gotea golpea

se planta en mi acecho por los pasillos de las serpientes

cerrame / abríme - abríme / cerrame

curame con tus hierbas poné tu imagen sagrada al sol a orar por nosotros

por nuestros pecados nuestras dudas nuestras deudas

abríme / cerrame - cerrame / abríme

para que navegués mis páginas retrocesos en letras negras

perfumes malogrados café que no se asienta

vení a esta hoguera de febrero vení tomá mis manos maestrita

consolame con el desconsuelo que no consuela

saboreá estas lágrimas cuchillos apagados en la distancia

apagame / encendeme / apagame / encendeme

decíme que no me querés que me querés que no

que yo soy otro el otro

alguien que imagina tu vuelo los martes o los jueves

tus figurillas de arcilla en la casa sin paredes

las cariátides del último pabellón que no conoceremos

el piso de candela la escalera en flor el cielo en duermevela

decíme con tus dedos de agua apagame en este incendio oceánico

apagame o encendeme o apagame con tus guerreros del viento

pero decíme si hemos sido somos seremos arrepentimiento

con tus manos tus sueños con tus cantos tus anzuelos

porque me ahogo me esfumo porque me quemo

decíme







(Del libro Profesión u Oficio, Ediciones Andrómeda, 2002)







CARTA AL HIJO



Sería difícil escribir esta carta sin evitar las justificaciones

digresiones de caída y vela hinchada hacia el poniente

en el fósforo del Báltico un amanecer de lluvia y lágrimas

con el rostro frente a las paredes blancas de un hospital invernadero



¿Será difícil inventariar las lunas los cruces de esquina

los caballos estivales galopando a ambos lados del transiberiano

las noches de vodka alrededor de la ausencia sin tus pasos?



Será duro el batallar de los acontecimientos

las visas los pasaportes los aeropuertos los desencuentros

las callosidades del alma la inutilidad de los abrazos



Será difícil anotar que he desvivido bebido huido

hacia los agujeros del tiempo en la marcha de las palabras



Más difícil aún revisar imágenes de un país imaginario

las bombas que caen en el Chorrillo sobre San Miguelito la luna

el desfile de gorilas amarillos desatando el istmo con su fuego homicida

sus fauces hediondas alimañas de carnicería

y vos bajo la telaraña de la cama en la habitación del miedo

asustado y sorprendido sin comprender por qué el imperialismo

los capitales la banda neoliberal los lameculos tropicales

la horda de paisanos como perfectos chacales

el paréntesis de este centro planetario atiborrado de compañías

comerciantes del reino usureros serruchadores de tus sueños

mis sueños de una sola patria matria nuestros sueños

los de tu madre con los muñecones del teatrillo callejero

por las selvas del Darién o en el Archipiélago donde las embarcaciones

llevan traen los cuentos de los fundadores elementales

los soles de la palma el brillo soberbio de las pieles

trasiegan el pasado contra el futuro en un eterno presente



Es difícil ocultarse hijo muy difícil

escribir todo esto sin que me tiemblen las manos

y un rumor de cadenas crepitaciones inexpresables

naveguen por dentro como una estampida de bisontes guerrilleros

y la mirada se nos pueble de nubes en el olvido de nuestros nombres



Harto difícil esta tarea de acercarte a mi otro yo

el de los ojos del antifaz con la suerte del andariego

en un tranvía negro que siempre retorna y retorna

con las hilachas nocturnas de los murciélagos

siemprevivo siempreamargo cautiverio de las páginas que se humedecen

como las lapidas con el rocío de los cementerios

o las bestias que huyen perseguidas por el amazónico incendio





Me es muy difícil decirte hijo decírtelo sin faltarle al recuerdo

que yo también me caigo me lluevo me abro me cierro

me ablando me tiemblo me tenso con los látigos los templos

del primer indicio la mediada caricia el último vuelo

para decirte así sencillamente hijo sin literatura

así al puro aire que todos somos viajantes y que por eso

y a pesar de todo lo que transcurre bajo el poema

a pesar de todo lo que muero te escribo y te quiero







(Del libro Profesión u Oficio, Ediciones Andrómeda, 2002)











CASI-DA A FEDERICO GARCÍA LORCA



Nuestras ciudades enloquecieron con sus guadañas

el humo asfixia a los maricas los peones las pitonisas

los rascacielos los callejones la caravana de gitanos

en el éxodo de los incendios la Danza de la Muerte

con sus harapos sus cadenas su retorcerse

alrededor de este siglo que también se nos muere

por las horas graves de esta tarde en que subís vos

Federico ángel toreador de las estrellas los enjambres



Siempre vos subís por las cinco sangres de la tarde

con Antoñito el Camborio e Ignacio

con el rey de Harlem y el Viejo de las hierbas del Hudson

con una comparsa de negros en búsqueda de su Habana para verte



Subís y bajás y subís por las cinco sangres de todas las tardes

como un son de la murga en la guitarra más ancha y profunda

pletórico de romances saetas valses con tu luna de plata

tu barca amarrada al alma tu caballo anclado en el Alhambra

el puñal abierto y las cartas lanzadas a las esquinas de los amantes



Tras de vos vienen los fusiladores con sus capas de tinta y cera

y todos los que te han matado y te matan sin matarte

pero también vienen Margarita Antonio Pablo Luis Vicente

y los demás poetas con sus cantos y sus olivares de trashumante



Subís hacha de luz con todas las muertes a cuestas

encendido en el baile de máscaras con las páginas abiertas

como las flores en el instante de la primavera



Subís con nosotros en la hora ciega de los alacranes

con todo tu amor en nuestra rabia y en nuestros pesares

para iluminarnos y limpiar el óxido de los altares

la rancia costura de los maestros los empleados los generales



Subís toro torero por este cementerio de plantas y pañales

con tu fuego perpetuo de lluvia para apagar las academias

los anuncios las lámparas de la fama las camas vacías los pedestales



Subís y subís con tu alta raíz de sombras y jaguares

hasta este nombrarte nombrándome en la apuesta más lúcida

de los guernicas las plazas los bosques los labios más lunares

subís y nos subís por la garganta como una procesión fresca de animales

para regresar a la humedad de los collares en el lomo del tiempo

y arrear la bandera negra de tu Andalucía para izar la nuestra

esta funda de sortilegios en la concavidad de todas todas las sangres



(Del libro Profesión u Oficio, Ediciones Andrómeda, 2002)









VIDEO CLIP PARA JORGE LUIS BORGES



Yo no miro el oro de los tigres

sino las palabras / tigres que nos devoran

así como el jardín sin los senderos

nos identifican nos ignoran

no el mundo de Morel al alimón

con Bioy Casares tu otro yo en sus alucinaciones



Tampoco es como piensan tus biógrafos

críticos ramplones sin imaginación creativa

que la mirada interior (- que - la - mira - da - al - interior)

el laberinto de los ojos con su Teseo

el podium de los pinochetes con el laurel y la lira

la biblioteca infinita del ratón que se muerde la cola

y roe todos los folios de lo alarmantemente maravilloso



¡Claro que no!



Simplemente este abismo abismándose más

para doblar la esquina y saber lo que hay que saber

que esto no es Buenos Aires ni Ginebra (ni siquiera ron)

sino tigres / palabras que se evaporan y reescribimos infinitamente

como el ciego en una playa antes de la batalla

o el cantor perseguido esquivando la luz

cuando escupe estos pergaminos amarillentos

sin importar el fuego ni las migajas azules del tiempo









(Del libro “Profesión u Oficio”, Ediciones Andrómeda, 2002).













59.



En el fondo de la tarde

con la arboleda frutal de cámara verde

recuerdo a Madre pedaleando

sobre esa magnífica estructura

de metales fundidos y maderas preciosas

en cuyo centro de hierro forjado

podíamos deletrear S-I-N-G-E-R



La aguja trazaba veredas de pájaros

estelas de pececillos escarlatas

cantos de ojales decorados

y cuando se salía de su ruta

Ella sin lentes detenía mi lectura

para que le ayudase a pasar el hilo de tiempo

por el orificio de la nada



Hoy que barajo lentamente esas imágenes

mientras mi esposa en el taller

pinta sus figuras obesas de barro y canto

percibo el ronroneo del pedal bajo el escritorio

y las manos de Madre enhebran las palabras

sobre camisas y blusas de otra tarde

en que versos y esculturas son canciones

de una máquina en el viento









(Del libro “Caza del Poeta”, Ediciones Andrómeda, 2004).















13.

Intento de réplica a Carlos Martínez Rivas



No Poeta, hay que habitarlos y renovarlos, enfrentarlos en su asfixia, en su crecer de bejucos y enredaderas de selva doméstica. Revirarlos y golpearles las nalgas con besos y mordiscos, penetrarlos donde más les duele, por ello lo disfrutan. Intoxicarlos de mayor oscuridad en la flotación noctámbula. No darles tregua, ponerles la paleta en su lugar y al día siguiente ofrendarles su parcela de aire para que nos permitan el vuelo de lo nuestro.

No Poeta, no, el remedio contra los amores no es matarlos. El único remedio sería vivirlos intensamente y ahogarlos en sus propias aguas; vivirlos, revivirlos, rematarlos.







(Del libro Kabanga, Ediciones Arboleda, 2007).













CARTA A UN JOVEN POETA



Al poeta Rafael Esquivel in memoriam



Querido Rafa donde quiera que estés habrá de llegarte el murmullo de las palabras tardías carcomidas por el cansancio y la angustia de saber que son inútiles c

omo toda palabra que no se dijo a tiempo porque he de admitir que te dejamos sólo muy sólo aunque tal vez nos merecíamos esta ausencia pues no supimos encontrarte cuando nos buscaste o también te faltaron palabras que esperamos de algún modo entonces todo fue un vago rumor diálogo de sordos humareda de pitada instantánea pero la mecha no era lo importante vos lo sabías ni lo que nos dividía al contrario muchas veces nos unió sino lo otro lo que iba detrás como la parte oscura de la luna lo que nunca expresaste pero todos comprendimos y callamos eso que ahora cargamos colina arriba como tus restos la cuerda que bamboleante quedó atada al árbol la ceniza de tu fuego extinguido la botella vacía aquello que no se nombra en familia ni en el círculo más íntimo de los amigos o de las chicas tampoco en la conversa de cantina ni se publica en revista alguna siquiera se sugiere cuando dejamos de saludarnos esto que nos carcome y que no podremos jamás externar porque igual nos lo llevaremos a la tumba



(Del libro San José Varia, ediciones Arboleda, 2009)













Patria



Nací en este pequeño país. Pero vengo del sol, del viento, del fuego, del socavón en el agua, del arroyo de la sangre. Del barro rojo, de las arenas calcinantes, del vuelo de las primeras aves. De los cráneos que brillaron en la noche de multitudinaria caza o en las innúmeras batallas contra la espada de nuestros contrincantes.



Vengo del África milenaria y renovada en sus tambores. De las estepas del Asia. De las playas, llanuras y montañas de Abia Yala. Y del rayo que no cesa: la cuchillada de la bárbara Europa.



Llevo a cuestas equipajes, siglos, la custodia cubriendo mis espaldas. Traigo la palma, el papiro y el amatl; la vihuela, el laúd y la guitarra; las monedas de la suerte dibujadas en el golpe místico de los dados de la muerte. Llevo un pan y un pescado, tortillas de maíz y casabe. Y el vino en todos los costados.



Despliego dioses tallados en humo y piedra, en las cuentas largas y cortas de las cosechas, en el estallido de la primavera.



Y una tristeza que no se apaga sino en el encuentro con ella, la belleza del tiempo estampada en sus pechos y caderas.



Sostengo lanzas y fusiles que cumplieron la hazaña, armas de la derrota, piélago de la victoria. Porto el talante de lucha y resistencia porque soy guerrero de cabellera larga y mirada tenaz. Libertario de barricada y trinchera.



Un manantial de placeres en el susurro del vendaval.



Y millones de palabras para defenderme cuando mi cuerpo ya cansado traza el itinerario por mi pequeñina comarca, que es la de todos.



Por eso la defiendo chavalita y amplia como el planeta.



Dibujada en mi mano la extiendo por todas las galaxias.





(Del libro San José Varia, ediciones Arboleda, 2009).















(*) Adriano Corrales Arias: nació en Costa Rica, en 1958. Ha publicado: “Tranvía Negro” (Poesía, Ediciones Alambique, San José, 1995; Ediciones Perro Azul, San José, 1999); “Los ojos del Antifaz” (Novela, Ediciones Perro Azul, San José, 1999; Ediciones Piel de Leopardo, Buenos Aires, Argentina, 2001; EUNED, San José, 2007); “La suerte del Andariego” (Poesía, Ediciones Perro Azul, San José, 1999); “Hacha Encendida” (Ediciones El Pez Soluble, Caracas, Venezuela, 2000); “Profesión u Oficio” (Poesía, Ediciones Andrómeda, San José, 2002); “Caza del Poeta” (Poesía, Ediciones Andrómeda, San José, 2004); “El jabalí de la media luna” (Cuento, Ediciones Arboleda, San José, 2005), “Balalaika en clave de son” (Novela, Editorial Costa Rica, San José, 2006) y “San José varia” (poesía, 2009). Como compilador ha publicado Poesía de fin de siglo. Antología de poesía nicaragüense y costarricense (Ediciones Perro Azul, San José, 2000); y Sostener la palabra. Antología de poesía costarricense contemporánea (Ediciones Arboleda, 2007). Es profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Costa Rica donde dirige la revista FRONTERAS y el Encuentro Internacional de Escritores. Ha sido antologador de poesía y narrativa costarricense y centroamericana y ha participado en múltiples festivales y encuentros de escritores nacionales e internacionales, entre ellos los Festival Internacionales de Poesía de Medellín y Bogotá en Colombia. También escribe teatro y ensayo y colabora con varias publicaciones nacionales y latinoamericanas.

No hay comentarios: