POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 153/2008
“Damos vueltas y vueltas en el vientre animal,
en el vientre mineral, en el vientre temporal.
Encontrar la salida: el poema.”
Octavio Paz
Poeta invitado: ANTONIO PORPETTA (*)
UN DIA
Un día. Sólo un día. Casi nada.
Un montón ordenado de minutos,
un simple recorrido
por la redonda senda
estelada de números y dudas.
Una pizca en el torrente
voraz del universo.
Una huella en la niebla,
un humo que se marcha,
un vuelo ya olvidado
de aquel insecto mínimo
cuyo nombre jamás preguntaremos.
Y sin embargo, siempre, nuestra vida,
acaba siendo un día, sólo un día,
un día irrepetible ocupando su centro
y una serie de años sin sentido
sirviendo de ropaje a su memoria.
Es aquel claro día
en el que amanecemos al asombro,
porque todo es verdad a nuestro paso,
y sin ira miramos el espejo,
y por primera vez nos descubrimos
como queremos ser:
indemnes,
plenos,
limpios,
libres,
nuestros.
TU MAÑANA
Ahí tienes tu mañana,
esa turbia mañana que agoniza
entre el llanto de amor del unicornio
y la lluvia senil de la arboleda.
Ha nacido vencida,
prisionera de oscuros laberintos,
toda vuelo sin cauce, toda olvido,
a su extensa grisura encadenada.
Nunca viose mañana tan nocturna,
tan henchida de inútiles augurios,
de imaginarias aves,
de insectos que enloquecen
bajo un cielo pretérito y callado.
Mañana meretriz, torpe mañana
en la ebriedad de un sol encanecido,
mañana pordiosera, vagabunda,
vieja diosa humillada y aburrida,
ungida de tristeza…
Pero mañana tuya,
tan hondamente tuya,
que si tú lo deseas
arderá esplendorosa en tu palabra
acunada de luz.
LOS ÁNGELES DEL MAR
Los ángeles del mar, cuando llega la noche,
arrastran suavemente a los ahogados
hasta playas amigas,
y allí limpian sus cuerpos de algas y medusas
y peinan sus cabellos con esmero
para que no parezcan tan difuntos
y sus madres, al verlos,
no piensen en la muerte.
A veces depositan sobre sus pobres párpados
dos sestercios de plata recogidos
de algún pecio profundo
para borrar el miedo de sus ojos
y que el asombro vuelva a sus pupilas,
o ponen en sus manos caracolas y pétalos
como si fueran niños que dormidos
quedaron en sus juegos.
Finalmente, con leves movimientos,
abanican sus rostros muy despacio
y ahuyentan de sus labios las últimas palabras
dejándoles tan sólo los nombres de mujer…
Casi siempre suplican a los altos querubes
que trasladen sus almas con cuidado,
porque el mar dejó en ellas
salobres arañazos,
golpes de barlovento, heridas abisales,
y en el más largo instante
vieron como sus vidas se alejaban, se hundían,
en el temblor callado de las aguas,
y con sus vidas iba su memoria,
y en su memoria todo cuanto amaron
o pudieron amar,
y su dolor fue grande…
Cumplida su misión, vuelan los ángeles
hacia las blancas ínsulas del sueño,
y los ahogados quedan
solitarios y espléndidos
en sus dorados túmulos de arena,
serenos como dioses,
dignos en su derrota,
esperando que nazca la mañana,
que les cubra la luz,
que jamás les alcance
el frío del olvido.
FUGIT TEMPUS
Si el tiempo quiere huir,
pues su vieja costumbre
es el paso fugaz,
abridle las ventanas,
mostradle los senderos
de la alondra, y buscad algún ángel
que quiera construiros sin demora
un bellísimo puente de plata repujada.
No debéis derramar
ni siquiera una lágrima,
aunque la herida humille
vuestros claros espejos
y todos los relojes
caminen como huérfanos.
No se puede olvidar que estas ausencias
entran dentro del juego:
respetemos
sus reglas venerables.
Pero si el tiempo quiere
reclinar su cabeza en vuestro hombro,
entrecerrar sus párpados de bronce
y doblegar sus vuelos
en la tibieza azul de vuestra casa,
hacedle con ternura
una cuna de luz en la memoria,
una almohada de plumas invisibles
y un tenue camisón
de nanas serenísimas.
Que nada le interrumpa:
hay que hacer de su sueño
una hermosa pradera, un rumor de raíces,
un lento manantío.
Vigiladle:
mientras el tiempo duerma
seremos inmortales.
RETRATO EN AMATISTA
Dices muerte, y en tu palabra asoma
la cicatriz, el hielo,
la plenitud solemne de algún muro
que nunca sabrá nadie dónde fue construido,
qué jardines oculta,
qué regiones ardidas aprisiona.
A su conjuro acuden los pájaros más tristes,
se posan en tus manos
y derraman sus cánticos de luna
sobre tu piel que nace cada día.
Siempre
vence lo oscuro:
el grito de la ausencia, con su herida
tan honda y rescatada,
las pequeñas memorias
que el viento disemina como humildes cenizas,
la serpiente del frío
con sus ojos abiertos de carcoma.
Pero la muerte tiene
sus anchas claridades, universos
de ámbar, playas inagotables
de arenas como estrellas
donde el sol es más justo
y el mar lleva en sus alas un perfume
de inaccesibles rosas
que imanta y enamora.
¡Ah, su limpio lenguaje,
su mirada de madre
cuando entorna la vida entre sus brazos,
su sonrisa
tan pura y duradera!
Todo en ella es silencio,
prudente caminar entre los árboles,
pradera, junco, sueño,
cauce, vuelo de abejas,
lentísima esperanza.
Triunfa
desde todas las sombras,
pero guarda sus cálidos secretos
en la hermosa amatista de sus labios.
¿Y después? ¿Y después?
La duda es una música
que lame nuestras médulas
con sus garfios de sangre:
Quizás sólo la noche.
Quizás un ancho río
de orillas serenísimas.
Quizás una dolida, inmóvil carcajada.
DONDE LAS MANOS DE LA AMADA, CON SU DESTREZA,
PROTAGONIZAN UNA HERMOSA AVENTURA
Hablan, cantan, respiran,
amanecen.
Vuelan, indagan, dudan,
se cobijan.
Averiguan, descubren,
se apresuran.
Amurallan, acechan,
se confían.
Avanzan, acometen,
se detienen.
Disimulan, conspiran,
se deslizan.
Prosiguen, se demoran,
permanecen.
Acosan, se apoderan,
domestican.
Dilapidan, incendian,
se enardecen.
Ya persiguen,
ya insisten,
ya arrecian,
ya se ensañan,
ya rinden,
ya derrocan.
Ya vendimian.
Ya desisten,
renuncian,
se someten.
Ya proclaman la noche y se serenan.
Ya conducen,
invitan,
acompañan.
TEORÍA DEL TIEMPO
Ese polen oscuro que implacable
va cubriendo de injurias nuestra frente,
esa hiedra taimada que incesante
va sembrando distancia en nuestros ojos,
esa lluvia de sombra que insensible
va inundando de lodo nuestra sangre,
ese hielo, esa herrumbre, ese derribo,
son las garras del tiempo trabajando
despacio.
Nadie ve
su figura felina y transparente,
ni se escucha el temblor de sus pisadas,
su respiro lentísimo
poderoso y oculto entre los días.
Pero existe, y acecha, y torvamente
va arañando las horas,
siempre abiertas las fauces
para su larga y honda mordedura.
A veces lame nuestras pobres manos
candoroso y alegre como un río,
y anilla nuestros dedos
de hermosas caracolas.
Jubilosos
acogemos al tierno arrepentido
de su lealtad seguros. Pero pronto
vemos que se saliva se convierte
en un musgo de llanto
y que en los dedos sólo
nos crece la tristeza.
Nada queda detrás de sus crepúsculos,
nada escapa a su nieve.
Impasible,
él sigue su camino
al trote lento de su fiel ceniza:
nunca vuelve la vista ni sonríe
a la vida que canta confiada.
Sabe que en su clepsidra de rencores
siempre el agua abrirá secretos cauces,
y vigila en la orilla, quedamente,
con la calma tenaz del invencible.
(*) Antonio Porpetta: nació en Elda (Alicante, España) en 1936. Es Licenciado en Derecho y Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Miembro Correspondiente de las Academias Norteamericana (Nueva York) y Guatemalteca de la Lengua Española. Su primer libro data de 1978. Desde entonces ha publicado una extensa obra que abarca, hasta la fecha, treinta y nueve títulos, entre libros de poesía, de ensayo y de narrativa, antologías, libros traducidos, y obras en soportes magnéticos. “Adagio mediterráneo”, “Los sigilos violados”, “Meditación de los asombros”, “El clavicordio ante el espejo”, “Década del insomnio”, “Penúltima intemperie”, “Silva de extravagancias” y “La mirada intramuros” son algunos de sus poemarios más difundidos. Parte de su poesía ha sido traducida y publicada en formato de libro a los idiomas: alemán, inglés, ruso, serbio, rumano, valenciano, italiano, portugués, francés y árabe, y una de sus antologías poéticas más extensas fue editada en sistema Braille por la Organización Nacional de Ciegos de España. Tesis y estudios amplios sobre su obra han sido publicados en España, Rumania y Estados Unidos. Antonio Porpetta ha recibido prestigiosos galardones, entre ellos los premios: “Fastenrath” (de la Real Academia Española), “Gules”, “Hilly Mendelsohnn”, “José Hierro”, y “Ciudad de Valencia”, de poesía y de ensayo, junto a los de la “Crítica Literaria Valenciana”, de ensayo y de poesía. Desde 1984 gran parte de su actividad pública ha venido desarrollándose fuera de España, con frecuente presencia en universidades y centros culturales de muy diversos países como conferenciante, lector de poesía y director de seminarios de iniciación poética. En este aspecto, ha recibido destacadas distinciones, entre ellas la “Llave de Oro de la Ciudad de Smederevo (Serbia)”, por la difusión de su obra en aquel país; una Proclama de Honor de la Presidencia del Condado de Manhattan, por sus actividades académico-literarias ante las comunidades hispanas de Nueva York (Teachers College, Columbia University); y en 2005, también en Nueva York, la “Orden de Don Quijote” (Lehman College, City University of New York), por su intensa labor hispanista en instituciones académicas de los Estados Unidos. Sus experiencias en el campo internacional vienen recogidas en un libro de reciente aparición (abril/2008) con el título de “Memorias de un poeta errante”.
4 comentarios:
Hola Piero! Te felicito una vez más por la obra que realizas difundiendo poetas que acaso por aquí no se conocen bien. Antonio Porpetta me ha parecido un hallazgo, gracias. Un beso .
Nina Thürler
Muchas gracias, estimado amigo, por mi inclusión en Poemanía. Ha quedado todo muy bien.
Un cordial abrazo y mi amistad.
Antonio Porpetta.
Queridos hermanoamigos Piero y Antonio:
Atendiendo mi buzón de correo electrónico, hoy me he encontrado con una muy grande y gratísima sorpresa... El autor invitado ANTONIO PORPETTA el de los "armiños olvidados" siempre cercano a nuestro corazón, como inolvidable poeta que admiro... Y como siempre tu constante obrar en servicio de la comunión de almas.
Agradecido a Dios por este reencuentro poético y fraterno, les hago llegar un muy largo y fuerte abrazo sannicoleño. De alma
Miguel Migliarini
Estimado Piero:
Leí con admiración los poemas de Antonio Porpetta; en especial "Un día".
Te felicito también a vos por el buen gusto en la selección de los poetas que publicás.
Un cordial abrazo desde Lomas de Zamora
Mariano Shifman
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